La mejor noticia de la corrida del domingo en El Puerto de Santa María fue la magnífica entrada que registró su plaza de toros, y esto a pesar de que el Levante, que llevaba semanas sin soplar, no quiso perderse el festejo. Casi lleno en sombra y más de tres cuartos en sol, hacen empezar con éxito la mini temporada veraniega programada este año.
La corrida de Juan Pedro Domecq, no deparó sorpresas y representa el estereotipo del toro moderno, ese que llaman el Toro 2.0, que han impuesto las figuras. Con muy poca presencia, nobles hasta no parecer bravos, sin fuerza ninguna para no molestar y descastados para no asustar. El tercio de varas se convierte en una pantomima obligatoria pero innecesaria y la emoción del peligro brilla por su ausencia. Sólo el último toro recordó algo lo que podría ser un toro bravo con cierta movilidad y recorrido.
Con este tipo de corrida moderna de público fácil y festivo, los toreros tampoco sorprendieron. A pesar de que el viento molestó algo, sobre todo en la elección de los terrenos, ya casi todos los proyectos de faena hubo que hacerlos en las tablas de sol, la terna ofreció lo que se esperaba de ellas. Ponce demostró sus tablas y absoluto dominio de la situación, cuidando a sus dos toros, sin casta, fuerza ni recorrido, cortó dos orejas de plaza de segunda al cuarto, a base de una faena aseada con guiños al público de sol y a la banda de música, también largamente ovacionada, y tras una buena estocada. Morante sólo tuvo destellos con el capote. También le molestó el polvo y, como días atrás, mandó regar el piso entre el tercer y cuarto toro, pero esta vez delegó la faena al profesional y no tomó la manguera. Suponemos que el ser el de El Puerto el ruedo más grande de España influyó en su decisión. Manzanares, aprovechó la alegre embestida del último Juan Pedro, sin apenas exigirle y dejándolo ir y venir sin apreturas ninguna. Una gran estocaba recibiendo, lo mejor de su actuación.
Los titulares de la prensa de hoy son las 10 orejas que se han repartido entre Huelva y El Puerto, donde los G5 han ocupado cinco de los seis puestos, en otro ejemplo del tapón que comentábamos semanas atrás, incluso ABC en su edición de Sevilla lo lleva a su portada en un ejemplo de su claro apoyo a los Toros. Pero, al menos, por lo pasado en El Puerto, no podemos hablar de la emoción que pide el aficionado y sí del triunfalismo que piden las figuras. Lo del “más triunfalismo y menos ortodoxia” parece que se va imponiendo. Lo de defender los Toros ante los ataques externos, deben entender que es cosa de otros.

