Contento el empresario, supongo, porque hubo muy buena entrada. Yo soy muy mal aforador desde que con el COVID vendían media plaza y a mí me parecía casi llena, pero estimo que habría como tres cuartos de plaza y eso para El Puerto es una gran entrada.
Contento el ganadero Juan Pedro Domecq, porque aunque alguno de sus toros tuvo una lidia dificultosa, fueron bruscos o embistieron con la cara alta, en general, se portaron bien con los caballos y, sobre todo, lidió un quinto toro que fue el paradigma del toro artista que buscaba su padre, QEPD.
Contento Morante que ha vuelto del percance con ganas. Esperó a su primero fuera del burladero, costumbre en este ruedo, y le compuso unas verónicas templadas, armoniosas y arrebujadas que ya subieron el ánimo de toda la plaza. Su primero no valía gran cosa, pero se esforzó tirando de técnica y le compuso una faena llena de torería. Estocada algo baja y oreja. En algunas verónicas a su segundo se fundió con el toro a compás, imposible torear más armoniosamente. El toro fue violento y no quería embestir, y a pesar de ello Morante le sacó lo que no tenía, estocada corta arriba y gran ovación.
Contento Talavante porque sorteó el citado toro artista en quinto lugar. En la primera serie se hartó de darle pases de rodillas por delante y por detrás y puso a la plaza en pie. Después lo toreo a placer destacando algunos naturales, pero con demasiados gestos de cara a la galería. En su primera entrada a matar hizo el municipal contrario y después de dejar una estocada le dieron una oreja y hasta le pidieron la segunda. Cosas del toreo moderno en el que la suerte suprema hace tiempo que dejó de serlo. Su primero salió renqueante y acabó derrengado, nada de nada.
Contento Pablo Aguado, y no ya por salir a hombros sino por salir casi ileso después de dos espeluznantes volteretas al entrar a matar al sexto. Quería amarrar la salida a hombros y se tiró a matar a ley, el toro no le dejó pasar y lo volteó de forma muy fea, afortunadamente sin consecuencias. Pues sabiendo que le iba tapar la salida, se volvió a tirar a matar a ley, y lo volvió a prender esta vez de forma más dramática, afortunadamente la cosa quedo en erosiones y pudo salir a hombros. Mucho valor y ganas de triunfar hay que tener para hacer eso. A su primero, un toro áspero le había compuesto una faena de gusto y técnica. Su segundo fue más basto embistiendo con la cara arriba, faena de mérito y exposición.
Y contento el público después de una corrida muy entretenida y variada en la que vimos torear con el arte de Morante, a placer a Talavante y muy bien a Pablo Aguado. Todos contentos.