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Abono Sevilla 2024

Limpieza de corrales

Hay diferencia entre una corrida variada y otra desigual. Cuando un aficionado te dice que la corrida ha sido variada entendemos que ha habido de todo, entre lo bueno y lo malo, pero cuando te dice que ha sido desigual entendemos que ha estado entre malo y lo peor. Pues la de ayer además de desigual fue una limpieza de corrales. No se puede venir a la Feria de Sevilla, en farolillos en día de no hay billetes, con toros que han ido desde cinqueños largos a cuatreños muy cortos, y con unas hechuras muy dispares. Una autentica limpieza de corrales. El comportamiento, además ha sido malo en general, desde los que no querían embestir, a los que lo hacían sin clase o mansos. Muy mal Garcigrande, Domingo Hernández Menos mal que Juan Ortega nos salvó la tarde en el último.

A Morante es un lujo verlo hasta con el toro malo, todo lo que hace está impregnado de su torería, aunque ayer poco de lucimiento pudo hacer. Luque está en un momento que les puede a todos los toros. Su primero se movía sin clase y su segundo fue manso, pero se agarró a él como a un clavo ardiendo, y base de pundonor fue sacándole los pases que el toro no quería. Con el público a favor le empezaron hasta a tocar la música de una banda muy predispuesta, menos mal que el torero la mandó callar, y siguió allí peleándose con el manso con sus “luquesinas” y todo. Estocada caía y una oreja.

Juan Ortega es un torero exquisito, al que algunos aficionados llaman de culto, pero que cuando torea poner de acuerdo a los cultos y a los incultos. Y es que torea muy despacio, hace que los toros le embistan a la velocidad requerida para que aquello de pueda paladear. Las tafalleras del quite al primer toro de Luque fueron un compendio de armonía y limpieza, y al último toro de la tarde, el único que embestía por derecho, le compuso una faena de esas que se quedan para el recuerdo a los sones de «Manolete». Con el toro embistiendo a la velocidad de los toros mexicanos, Juan lo llevó pegado a la muleta en una obra que iba a más en cada pase. Dos orejas muy merecidas.

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Toros sobre césped

Celebramos el Día de Andalucía con un festejo taurino en el Real Club Pineda de Sevilla. En este caso un festival taurino que no se anunciaba como benéfico, por lo que pensamos que debía de ser por cuenta y riesgo de los organizadores. Llamaba la atención el piso plaza de césped, justificado por cuanto el Club Pineda es principalmente hípico, y que la plaza portátil se había montado en los terrenos que rodea el hipódromo, en la pista de saltos de los caballos, que decían que no se había podido cubrir de albero por la dificultada de retirarlo después. Algunos subalternos torcían el gesto cuando lo probaban antes del paseíllo, pero después sólo vimos un traspiés de Luque al verse exigido. Ciertamente era un conjunto cuanto menos peculiar con el piso plaza verde primavera y curioso que en vez de areneros aparecían jardineros que se esmeraron, entre toro y toro, en dejar aquello como para jugar al futbol.

La plaza de toros portátil, de esas que algunos llaman monumentales, de las que tienen barrera y 10 filas de tenido y aforan 4.000 plazas según decían, y tiene hasta ascensor para personas con discapacidad física. Con el lleno lucía majestuosa en la magnífica y soleada mañana. Además, en los alrededores en se habían colocado toldos, mesas y sillas para las cervecitas y demás. Un éxito de organización que no me extrañaría que se repitiese el año que viene y se convirtiera en un clásico, como tantas cosas en Sevilla. Mi enhorabuena a los organizadores.

Un ponerles un pero, indicar que en los carteles el orden de los toros no era el correcto y la mayoría del público confundía lógicamente unas ganadería con otras. Después de tocar la exigua banda de música los himnos de Andalucía y de España, Dávila Miura, alma mater del festival, lidió un primer novillo de Espartaco noble al toreó como en toda su carrera, dándoles las ventajas y luciéndolo. Muy asentado el torero entre los sones de su pasodoble.

Alejandro Talavante ofreció lo mejor de la mañana y desde que se abrió de capa. Para ello tuvo buen ojo en traerse un novillo de su propio hierro con hechuras de embestir y embistió todo lo que le mandó en maestro. Asentado, con variedad y gusto, destacó en los naturales, su fuerte. Vemos muy bien a Talavante para esta temporada. Daniel Luque tuvo el detalle de sustituir a última hora al maestro Espartaco, toreando por la tarde otro festival en Écija. De premio de se llevó un marrajo enorme de Murube con cuatro años y medio, con más pecho y rizos que un bisonte y con las mismas intenciones. Luque estuvo muy torero y decidido con él y le sacó lo que no tenía. Muy digna la actuación de Javier Jiménez ante un áspero toro de Torrehandilla, mas cerca de los cinco que de los cuatro años y que no parecía arreglado para un festival. Mató de una gran estocada. Pablo Aguado tiene esa naturalidad ante los toros que te entra por los ojos y que hace que guste lo que hace, aunque el novillo de Algarra bien poco le dejó. En el último, el novillero Rodrigo Molina, hijo del presidente del club, cortó las dos orejas de un novillo de Núñez de Tarifa ante sus socios. Decir que Eduardo Dávila, Daniel Luque y Pablo Aguado brindaron la muerte de sus novillos a Pepe Luis Vázquez, imagen del cartel del festejo.

Después del festival, las carpas de copeo que se instalaron alrededor se vieron saturadas de público festivo. Todo un éxito que ojalá siente precedente.

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Lleno de no hay billetes en El Puerto

Después de las decepcionantes entradas del fin de semana anterior, en gran parte debido a las fechas de 30 y 31 de julio con cambio de alquilados, llegada de veraneantes agosteños y pereza de ponerse en carretera esos días de tanto tráfico, la plaza ayer se llenó, pero no de lleno aparente, sino de no hay billetes. Comentábamos con los vecinos, que el mismo día de la semana anterior, con similar cartel (sólo cambiando a Roca Rey por El Juli), la entrada fue muy pobre. Yo no creo que sólo Roca Rey meta media plaza, más bien creo que fue por la fecha y que muchos morantistas estábamos ya en El Puerto. Esta plaza siempre fue más de agosto. De cualquier forma, una gran alegría ver esta inmensa plaza llena de gente.

Los toros de Núñez del Cuvillo decepcionaron, mansos y deslucidos, sin humillar y distraídos. Sólo se salvaron medianamente el tercero y el quinto, al que dieron una absurda vuelta al ruedo que no vi a nadie pidiendo.

El primero de Morante fue muy deslucido, pegando cabezazos, sin humillar e incierto, y fue esaborío hasta para morir. A pesar de eso el matador le hizo una lidia eficaz y artística que pocos aficionados entendieron de suficiente mérito como para pedirle mayoritariamente la oreja después de dos descabellos. La cosa se quedó en ovación. Eso sí, recibió al toro con un cambio rodilla en tierra que ya pagaba la entrada. El cuarto fue un marmolillo que no se movió ni para huir.

Foto. Paco Martín para La Voz de Cádiz

Roca Rey, que llevaba un vestido de naranja y azabache muy feo, pinchó a su primero después de una faena de las suyas por la que le hubieran dado la oreja. La faena a su segundo, muy remiso para embestir, no remontó y el diestro estuvo especialmente breve cortando por lo sano.

El primero de Luque, de muy feas hechuras, fue un manso de libro que huía de su sombra sin querer pelea nunca. El matador estuvo eficaz y el manso le duró dos minutos. Su segundo fue un toro templado, al que apenas picaron. Empezó la faena con varias series a media altura, cuidándolo, y la terminó de forma apoteósica haciendo lo que quiso con el de Cuvillo, toreando con mucha profundidad, y con el público entregado y puesto en pie. Muy centrado el torero. Mató de una buena estocada y se llevó dos orejas indiscutibles.

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Decepcionan los garcigrandes en El Puerto

Antes de los toros decepcionó la muy pobre entrada, sobre todo en los tendidos de sol. Después de la pandemia donde con un aforo limitado al 50% las plazas parecían llenas, me siento incapaz de dar una estimación de la entrada, pero calculo que no mucho más allá de un tercio de plaza. Con este cartel y con antecedentes de esta plaza, ignoro qué ha podido pasar. El día, los precios, el cansancio de la afición. Y dicen que para hoy con Juli, Manzanares y Talavante, la cosa no pinta mejor. Un gran problema que tendrán que resolver los interesados.

Los garcigrandes decepcionaron de principio a fin, reuniendo muy pocas características de lo que se pide de un toro bravo. En general distraídos, mirando a los tendidos, remisos para embestir, desrazados, abantos, mansotes, queriéndose rajar, trabajosos para las cuadrillas, rápidos de patas y hasta violentos. Dicen que las cuadrillas son a los toros que más temen para banderillear, y demostraron que tenían razón cuando alcanzaron a dos grandes subalternos como Juan José Trujillo y Alejandro Sobrino que se libraron de males mayores de verdadero milagro, especialmente la de Sobrino fue dramática con el toro encelado con él y tirándole derrotes a diestro y siniestro. Además, tuvimos que ver cantidad de pasadas a una sola mano por las condiciones de los toros.

A pesar de todo, cuando alguno se equivocaba y metía la cara después de muchas voces, eran casi suabones, y algo de calidad pudimos ver en los lances y muletazos de Morante, una faena de poder de El Juli a su primero y dos faenas de mucho mérito de Daniel Luque, que se la jugó con sus dos toros, con mucha técnica y sobrado de capacidad y serenidad. A su primero lo mató de una gran estocada y se llevó dos orejas, y en su asustó al tendido a base de un arrimón de época. Otra oreja.

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Osuna homenajea a Miura

Ayer sábado los aficionados teníamos un dilema: Feria de Jerez donde “reaparecía” Morante de la Puebla después de su voluntario corte de la temporada pasada, o Feria de Osuna, donde se homenajeaba a la histórica ganadería de Miura, anunciando su feria como “Miuras en Osuna”, la primera vez que lidiaba en la provincia de Sevilla fuera de su capital. Aunque la mayoría de los aficionados y la prensa en general, se decantó por el tirón de Morante, nosotros nos fuimos a echar el día a la Feria de Osuna, donde acompañados por la familia Valdivia, visitamos la preciosa ciudad, almorzamos en su recinto ferial y disfrutamos de los toros de miura. Pudimos saludar a D. Antonio Miura durante el almuerzo, y desearle suerte para la tarde. Nos dijo que estaba igual de responsabilizado y preocupado como si fuera la corrida en Sevilla.

Cuando llegamos a la plaza, una gran “A con asas” estaba pintada en sangre de toro, en el centro del ruego, como invitando a los matadores a empezar a allí sus faenas. Por lo que nos contaron, durante el desencajonamiento, con una gran expectación en la plaza, algún toro se había escobillado. Lo cierto es que de los toros anunciados y fotografiado en los carteles, al menos dos no comparecieron, y eso a pesar de la dificultad de verle los números a algunos de estos toros. Sea como fuere, la corrida estaba bien presentada, con varios animales en el tipo de la casa, en eso no defraudó. En lo que sí defraudó algo fue en el comportamiento, alguno con poco poder o fuerzas, otros moviéndose poco, e incluso alguno de noble embestida, lo cual, en este hierro, es casi defraudar. Los aficionados que vamos a ver Miura, esperamos todos poderosos, con emoción, que den miedo, y que tengan dificultades que puedan solventar toreros con valor y oficio. Para embestidas nobles ya teníamos Jerez.

El Cid se encontró con un primero de poca fuerza, que dobló varias veces las manos. A su segundo, más en el tipo de la casa, le hizo una faena animosa y meritoria, lo mató de estocada perpenticular y algo atravesada, y le dieron dos orejas. En primero de Luque, que no era de los anunciados ni estaba en el tipo de la casa, pasó poco: Pero en su segundo hizo el mejor toreo de la tarde, con un toro de embestidas nobles. Le enjaretó una tanda de naturales lentos y de calidad. Mató de media muy efectiva y cortó una oreja. Pepe Moral, que se ha convertido en un fijo en estos carteles, estuvo muy animoso toda la tarde, recibiendo a su primero con una larga de rodillas. A este toro, también muy en tipo miura, le hizo una faena digna, lo mató bien y le cortó una oreja. En que cerró plaza no acabó de confiarse, pero lo volvió a matar bien y cortó otra oreja. No es mal resumen para la tarde, cinco orejas. Y después cena en la feria antes de la vuelta, así cualquiera se arrepiente de haber elegido Osuna.

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Abono Sevilla 2018

Decepcionaron los Victorinos

Con la salida de sol, la vuelta del calorcito primaveral y la llegada de la Feria y de los victorinos, todos estábamos contentos y esperanzados. A mediodía acudimos a la caseta del Casino Los 40 al tradicional acto de entrega del premio al toro más bravo de la Feria anterior. En este caso otorgado a “Yegüero”, “Amapolo” en los carteles, de Miura, lidiado por Pepe Moral. El precioso premio, presentado por el presidente del casino D. Ignacio Sánchez Ibargüen, fue entregado a los ganaderos D. Eduardo y D. Antonio Miura, por el alcalde D. Juan Espadas, que cada año honra el acto con su presencia. Terminado este estuvimos de tertulia y vinos, como debe ser en una feria.

Pero nuestro gozo en un pozo, por la tarde la esperada corrida de Victorino defraudó. Y lo hizo porque dados los antecedentes en esta plaza esperábamos mucho más de la condición y el juego de los toros. En general fue sosa, sin recorrido, alguno peligroso pero sin poderte pelear con él, otros rajados y otros parados. Eso sí, muy bien presentados, con algún toro aplaudido de salida.

Foto. Glez. Arjona para aplausos.es

Así pocas cosas pudimos ver. Ferrera, que intentó de todo y no pudo sacar nada. Luque muy voluntarioso y bien colocado pudo sacar unos buenos derechazos en el último, antes de que el toro se rajara. Lo mejor lo vimos con la capa de Escribano, se fue a porta gayola en su segundo (también lo había hecho en el primero), el toro se le vino cruzado, cosa habitual en esta plaza con ese portón tan ancho, tuvo que echar cuerpo a tierra, pero se levantó, le volvió a dar dos largas pegado a chiqueros y le enjaretó unas magníficas verónicas que hicieron sonar la música. Después también nos puso en pie con el arriesgado par al quiebro pagado a tablas. El toro embestía muy despacio pero como sin ganas, con poco empuje, aun así hubo petición minoritaria después de una buena estocada.

No queremos dejar de mencionar dos magníficos pares de Raúl Caricol, arriesgados y ganando la cara con gallardía.

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Abono Sevilla 2016

Faltaron grados

Ayer a mediodía asistimos, en la caseta de feria de la Tertulia Los 40, a su ya tradicional entrega del premio al toro más bravo de la Feria anterior, que en ese caso recayó en “Turulato”, de la ganadería de Fuente Ymbro. En el acto, el presidente del Casino, D. Ignacio Sánchez Ibargüen, recordó al periodista D. Fernando Carrasco, que fue jurado del premio varios años. El ganadero D. Ricardo Gallardo recogió el precioso galardón de manos del alcalde D. Juan Espadas.

El triste, desapacible y ventoso día, que hizo desaparecer los farolillos del recinto ferial, contribuyó a que el ambiente de la plaza no se llegara a caldear, todo lo contrario, pasamos frío de plaza del norte en el mes de febrero. A esto contribuyó una mala entrada, impropia de un lunes de “pescaíto”. Está visto que el público sólo acude al reclamo de las figuras y/o mediáticos, pero el caso es que la tarde no remontó en ningún momento. Y no fue por culpa de los toros. La corrida de Daniel Ruiz, aunque desigualmente presentada, tuvo casta y movilidad, a excepción del último, el único que blandeó y se paró. Varios podían ser toros para cortarle las orejas, pero quizás con otro ambiente más caldeado.

Los toreros también estuvieron faltos de grados. Y no me refiero a la disposición, que sí la tuvieron, pero la impresión final es que no les sacaron a los toros todo lo que tenían dentro. El Cid toreó a su primero, cinqueño, muy pegado a tablas, cuando quizás menos cerrado le hubiera podido ayudar más, aunque el desapacible viento también le hubiera molestado. En su segundo la cosa parecía venirse arriba con una faena a un toro encastado y con transmisión, con buenas y ligadas series con la derecha, pero cuando se echó la muleta a la zurda el toro se rajó descaradamente. A pesar de esto, el público ovacionó al toro en el arrastre, demostrando lo faltos que se estamos de casta.

El primero de David Mora realizó una brava pelea en varas, y se llevó dos buenos puyazos de José María Herrero. Pues a pesar de eso, ni una palma premió al picador, a los que ya solo se aplaude por no picar. Mora realizó una buena y medida faena, destacando los naturales. Faena clásica y alejada de los arrimones a toros parados que vemos últimamente. Si no pincha igual hubiera habido oreja.

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Abono Sevilla 2015

Benditos visitantes

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Ya estamos en farolillos y se notan los visitantes. Los abonados a los toros se han visto sustituidos, en gran medida por visitantes. Al llegar a la plaza se van dejando notar, algunos por el acento, otros por los rasgos, los menos por la vestimenta y otros por el «palo selfie» que también ha llegado a La Maestranza y con el que suben a las redes sociales su foto en nuestros tendidos. Bienvenidos sean porque casi llenaron la plaza.

La corrida de El Pilar tuvo dos toros para jugársela, los dos primeros, y cuatro para olvidar. Si Finito tuviera más decisión, más empuje, más arrestos, estaríamos hablando del Finito de los años noventa, cuando llenaba Maestranza de novillero cada vez que se anunciaba. Si ahora le hiciera a los toros lo que le hemos visto hacer a las vacas, aunque solo fuera unas pocas veces al año, mandaría en esto. Pero el torero es como es y así tendremos que aceptarlo. Su primer toro era noble y con fijeza pero encastado, como para jugársela y cortarle las orejas. Pero Finito se conformó con estar sobrio y elegante sin dar el paso adelante que el toro merecía. Emociona ver como aún trae un buen número de fieles partidarios desde su Córdoba, para arroparlo pase lo que pase.

El primero de Manzanares también fue un toro bravo, que hizo buena pelea en varas y llegó a la muleta con mucho que torear. Cuando el matador se ponía en el sitio y tiraba de él, el toro iba largo, pero había que tragarle mucho y Manzanares no siempre estuvo colocado donde debía. Incluso le protestaron por ello, hasta con el consabido «menos pico y más jamón». Si era por la gastroenteritis por la que se tuvo que meter en la enfermería para ya no salir hasta el sexto, queda excusado.

Los restantes cuatro toros, remisos, cuando no blandearon o claudicaron, o acabaron rajados en chiqueros.

Otra vez ha lidiado superior Curro Javier, lo cual por habitual, deja de ser noticia.

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Abono Sevilla 2015

Declive

Ayer fue de las tardes en que hubiera preferido seguir de cervezas con los vecinos y amigos de localidad y no tener que contarles a ustedes el declive en que nos vemos inmensos. El ver salir ocho toros descastados, mansos y bobos, hicieron de la tarde un martirio para cualquier aficionado. Casi tres horas de toros descastados, que el que no huía embestía con la carita alta sin decir nada. Un fracaso absoluto de la ganadería de Montalvo, que no puede salvar ni la oreja «in extremis» de Pepe Moral en el último.

El primero era tan flojo como bobo y El Cid podría haber estado media hora alrededor de él sin hacer ningún esfuerzo. El cuarto bis fue un manso de libro, el torero se esforzó en sacarle todo lo que tenía, pero aquello decía poco. Muy bien otra vez «Alcalareño» con los palos. Luque brindó al público inexplicablemente su primero, rajado, tardo y que embestía con la cara alta. Un torero tan placeado debería haber visto estas características antes de hacer un brindis al sol. El quinto también fue manso, pero al menos se mantuvo en pie. El tercero bis también fue brindado al público, debe ser la moda, porque también fue un bobo que embestía sin emoción ninguna.

Solo el último tuvo algo de recorrido. Parte del público pidió su devolución más harto ya de todo lo anterior que por el desconchón que le hizo el picador en el primer encuentro, que ya con la propaganda antitaurina no se aguanta. Fue como los hermanos, embistiendo con la cara a media altura, pero al menos no se cayó. El público, que es santo, pidió la oreja para Pepe Moral por el esfuerzo que hizo por agradar.

La corrida de ayer muestra el declive en que vivimos. A fuerza de querer quitar casta al toro para el toreo moderno, se cae en la pérdida total de bravura, en unos animales sin emoción ninguna que da como resultado que el aficionado huya de las plazas. Traigan emoción y traerán al aficionado.

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Abono Sevilla 2014

Otra tarde vacía

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Con la ganadería de Garcigrande no es extraño el baile de corrales en Sevilla. Hasta 14 toros se reconocieron, según el parte de la autoridad, para no aprobar ni una corrida completa. Solo cinco toros de la ganadería titular saltaron a la arena. Pero es evidente que esto es un problema generalizado en la cabaña brava actual, donde los apoderados y las figuras (el cliente que cobra), han venido exigiendo un producto cada vez más noble, más «toreable» y con menor poder. La consecuencia es un toro cada vez más descastado y menos bravo que no convence al aficionado (el cliente que paga). En vez de montar un espectáculo al gusto del aficionado, se monta al gusto de los toreros. Ejemplos de esto fueron la corrida del martes, insufrible por aburrida, floja y descastada, y la de ayer, donde apenas pasó nada.

Y no pasó nada porque con la sosería de los toros era difícil emocionar a los asistentes. El primero de El Cid era muy noble por el pitón derecho, por el que hartó de torear sin ninguna emoción. A su segundo, que se quería rajar, le hizo una faena en los terrenos del sol, mas compuesta. Lo de Daniel Luque es un caso digno de estudio. Lleva cinco o seis años colocado como la figura que nunca ha sido, y sigue sin justificar ni su inclusión en la corrida estrella del Domingo de Resurrección, ni su repetición año tras año en abono. Arturo Saldívar ha demostrado su valor en dos faenas en las que ha estado muy quieto, pero tampoco pasó la cosa a mayores.

Algo que se debería cuidar son los brindis al público. Ayer lo volvimos a ver en un toro en el que no se auguraba el éxito. Parece que es algo que se hace para justificarse, para poder decir «venia muy dispuesto y con mucha ilusión, incluso brindé al público, pero el toro no me ayudó».

Hemos visto un buen tercio de varas a cargo de Juan Bernal. Dado lo extraño de que los toros empujen, Luque gritaba a su picador «vale» mientras el toro estaba a punto de derribarlo. Es mejor sacarle el toro a un picador en apuros que gritarle cuando no debe soltar el palo. Al final derribó y tuvo que salir El Cid para alejar al encelado toro del caballo.

Y los aficionados siguen protestando otra tarde vacía.

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