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Irregular y descastado encierro de Alcurrucén

Es una obviedad decir que el resultado de una corrida de toros depende de la condición de los toros que se lidien. El encierro de Alcurrucén fue descastado y de un comportamiento irregular, donde igual se tragaban con nobleza dos pases, otros dos descompuestos o no querían embestir. Así era imposible cualquier lucimiento.

Morante de la Puebla no ha tenido la fortuna de que le toque un toro con posibilidades en toda la Feria, y yo veo al torero dispuesto, con torería en todo lo que hace, pero sin posibilidades. Su primero tenía poca fuerza y el poco fuelle que le quedaba se lo quitaron en un segundo puyazo excesivo. Su segundo toro tuvo un poquito más de ganas dentro de su irregularidad. Pero los diez pases que tenia se los sacó Morante con su torería y de por sí, valieron la tarde.

Castella compuso a su primero una faena irregular, como el toro, a los sones del pasodoble “Juncal”, que a la postre fue lo mejor de la faena. Mató de una estocada baja y hasta le pidieron la oreja no concedida. En su segundo vimos la muestra de la pérdida de aficionados y la afluencia de público, y de turistas (llamemos turistas en este contexto a los que no saben nada de toros como los cuatro señores que teníamos delante en el 4, que era la primera corrida de todos que presenciaban en su vida). El toro salió suelto en el capote, como casi todos lo de Núñez, cuando se le exigía arrastraba algo los cuartos traseros, pero después galopaba alegremente alejándose de los piqueros porque no quería pelea con ellos. Pues el público y los turistas quería que lo “descambiaran” por manso y porque “no servía”. La degeneración de La Maestranza tiene estas consecuencias. Sin embargo en la muleta arranco a embestir con nobleza, siendo el mejor de la tarde. Menos mal que no lo descambiaron. Castella le compuso una faena inteligente, de exposición y tan larga que ni la música puso acortar.

Tomás Rufo no podido hacer casi nada. Si sus propios apoderados, que se supone que para Sevilla van a traerle lo mejor que tienen, lidian esto, su frustración tiene que ser que comprensible. Conste que la corrida ha estado muy bien presentada, con toros muy armónicos y serios, pero el juego ha sido otra cosa. A su primero le dio los pases que ni el toro ni el público quería y el sexto era un mulo que no quería embestir.

Y otro “No hay billetes”

@isanchezmejias

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Impresionante faena de Morante

El cuarto toro de la infumable corrida de Matilla, salió como descoordinado, dando camballás. Se acercó al burladero del 7 y en los terrenos del 5 ya lo esperaba Morante sin más preámbulos. Se le vino cruzado, casi se lo lleva por delante, no obedeció al capote y lo persiguió con malas intenciones hasta el burladero hacía donde huía el torero por pies, y hasta tuvo que tirar el capote a un lado para que no lo alcanzara. Después de unos momentos de zozobra, el matador tuvo que hacer de tripas corazón y salir a intentar pararlo otra vez. El toro seguía raro, y además empezó a cojear de la mano derecha. La plaza empezó a pedir su devolución, y cuando pegó un guiño de burriciego aquello ya era un clamor pidiendo el pañuelo verde. Entonces Morante pidió calma, incluso corrigió a su subalterno “El Lili” por darle el trapazo que se merecía el toro y le pidió suavidad. Pensamos, algo le habrá visto el torero, pero el qué. En el quite le dio unas chicuelinas con tanto desprecio como nunca habíamos visto.

Cuando cogió la muleta, pensábamos si aquello le iba a durar dos minutos o lo intentaría por la derecha. Pero se apoyó en las tablas como si el toro fuera bueno, y partir de ahí surgió la magia y la emoción de la que solo es capaz este torero. El toro acabó rompiendo en malo y hasta peligroso, pero Morante se la jugó sin cuento, con un valor seco y en una faena larga, poderosa y artistita lo metió en la canasta y fuerza de quietud y de no dudarle. A la enésima serie, ya con la música, que ese es otro enemigo con el que tiene que lidiar el torero, aquello era una locura. Cada serie mejor que la anterior, cada pase mejor que el anterior, cada “Óle” más fuerte que el anterior. Varias veces puso al público en pie. Si lo mata a la primera le hubiéramos pedido el rabo y medio toro si hiciera falta. Calculen como sería la cosa que después dos pinchazos el presidente le tuvo que dar la oreja. La vuelta al ruedo fue de época. Gracias Morante.

@isanchezmejias