El día después de una gran tarde de toros vamos a la plaza con ánimos renovados, aun sabiendo que es prácticamente imposible repetir una tarde como la del viernes. Más aun cuando a mediodía nos enteramos que habían desechado ocho toros de los hierros titulares. Esto de que echen para atrás toros es una cosa difícil de explicar a un neófito, que piensa que la si organización trae un material que la autoridad dice que no es apto para el consumo, es porque nos querían dar gato por liebre. Quizás por esto, los tres primeros estaban en límite, siendo benevolentes.
El día después de que un matador con en que se supone que te estás jugando mandar en el toreo corta cuatro orejas, no se puede venir como ha venido Morante. Totalmente apático, incapaz de resolver ninguna de las dificultades que presentaron sus toros. Su primero se levantó después de estoqueado cuando Morante estaba ya en el callejón.
El Fundi, en el año de su despedida, se ha tenido que pelear con sus toros y con la música. Acostumbrados a verlo en peleas con otros tipo de toros, verlo con garcigrandes no produce la misma emoción. En su segundo la música sonó a la enésima serie, como por desgracia es habitual este año, el público protesto y el matador la hizo callar de forma airada. El Fundi debe saber que la música es un premio en Sevilla, y si te la tocan, aunque sea tardíamente, eso que te llevas ganado. Castella ha estado en Castella.
Con la pérdida de abonados, la Maestranza se llena de gente chillona y de dudosa afición, que no deja ver los toros en paz y que quiere ir un día a los toros y que sea una corrida como la del viernes. Pero no, ayer era ya el día después.