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Alternativa de lujo para Alfonso Cadaval

Otro lleno hoy para ver la alternativa de Alfonso Cadaval, arropado por la segunda actuación de Morante de la Puebla y del admirado por la afición de Sevilla José Mª Manzanares. Mucho ambiente de toros por los alrededores de la plaza, muy expectantes porque sabíamos que mejor que la de ayer iba a ser.

La corrida de Juan Pedro Domecq, bien presentada, ha tenido varios toros interesantes, y aplaudidos en el arrastre. A Alfonso Cadaval no parece haberle pesado el día de la alternativa, se le ha visto tranquilo e intentando hacer bien las cosas, sin precipitarse. En el toro de la alternativa, que tenía pocas fuerzas, estuvo correcto. Su último fue mejor toro. Empezó la faena con una serie en los medios con las dos rodillas en tierra. La faena fue buena. Mató de pinchazo y estocada y dio la vuelta al ruedo.

El toreo de Manzanares es muy del gusto de Sevilla, donde lo hemos visto triunfar muchas veces. Se ha llevado el mejor lote. Dos toros bravos que han embestido con clase. Faenas muy en su estilo donde predominan la estética, la elegancia y el estilo, más que la colocación y el embroque, pero el resultado es de una plasticidad que entusiasma al público. A su primero lo mató de una estocada y le pidieron las dos orejas, concediéndole sólo una el presidente. Ovación al toro en el arrastre, que fue muy bien picado por Paco María. En su segundo subió la temperatura de los tendidos con sus cambios de mano y pases de pecho larguísimos. El adornarse de rodillas por poco le cuesta un disgusto, pero la voltereta no pasó de eso. Quiso asegurarse las dos orejas y la Puerta del Príncipe, citó a matar recibiendo y pichó por tres veces. Después de dos avisos dio la vuelta al ruedo. Toro también aplaudido en el arrastre.

A Morante se le ha visto otra vez con muchas ganas, pero el hombre propone y el toro descompone. Su primero era muy remiso a embestir, y a base de insistirle le sacó una faena muy trabajada, pero sin que tomara vuelos. En su segundo llegó la sorpresa, pegado a tablas recibió al toro don el “Galleo del Bú”, quite que practicaba Gallito. Solo fue un pase, pero nos bastó para ver algo nuevo. Después verónicas y chicuelinas de ensueño. Solo por ver a Morante con el capote liado al cuerpo esperando al toro, ya valió la pena. La faena empezó con esperanzas, pero entre que el toro que se paró y el inopinado vendaval que se levantó, nos quedamos sin ver a Morante.

Mención a la banda de música, que hoy ha sonado tan bien como siempre, y con una buena elección de pasodobles. El “Suspiros de España” es media oreja.

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Impresentable moruchada

Tarde de máxima expectación. No hay billetes en las taquillas. Demasiados meses sin toros en Sevilla. Cartel con atractivos, el regreso de Morante después de no haber estado en la Feria de Abril, la presencia del revolucionario Roca Rey y la despedida en Sevilla de Padilla. Todo se vino al traste por la impresentable moruchada que trajo hoy Matilla a Sevilla. Mal presentada, mansos y descastados, impropios de una plaza como Sevilla. Solo espero no tener que verlos más.

El público recibió de forma muy cariñosa a Padilla, ovacionándolo con fuerza después de romper el paseíllo que hizo que saludara desde los medios, sin participar a sus compañeros de terna. Supongo que lo tenían pactado. Tomó la muleta y se puso de rodillas, pero fue para nada. El primer morucho no tenía nada dentro. En su segundo, su último toro en Sevilla, la banda tuvo el detalle de empezar a tocar antes de su primer pase y aguantó toda la faena así. Faena, que en otras condiciones no pasaría de las palmas, se convirtió en una oreja como premio a su trayectoria. Su vuelta al ruedo, con el consabido numerito de las banderas, duró mucho más que la faena.

A Morante se le ha visto muy dispuesto y muy torero. A su primer toro, manso y descastado, como toda la corrida, lo trasteó con torería. Su segundo nos hizo albergar alguna esperanza de salir del tedio porque embistió la primera serie, pero cantó la gallina y se puso a huir del torero como manso de carreta. Hasta dos vueltas al ruedo dio huyendo antes de que Morante lo pasaportara de forma eficaz.

El tercer manso de Matilla se lesionó la mano en la primera tanda que Roca le dio de rodillas. A matar. El sexto lo devolvieron por malo porque no aparentaba ninguna invalidez y salió otro igual de malo, descastado, manso y sin gracia ninguna. Roca se esmeró y levantó al público con unas bernardinas de las suyas cambiando el viaje del toro. Media y oreja de poco peso ante el hastío generalizado.

Lo mejor de la tarde, un aficionado de Sol que el último toro gritó desesperado un ¡Viva Matilla!

Mañana otra vez Morante, las esperanzas no se pierden porque se le ve muy dispuesto y con ganas. Y si fuera mañana …

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Ronda y su Goyesca

La cuidad de Ronda se vuelca con su Goyesca y la Goyesca se vuelca con su cuidad. Desde por la mañana los visitantes lo llenan todo y los lugareños se echan a la calle contagiados del bullicio. Ignoro los habitantes de Ronda que van a los toros, pero me imagino que están en franca minoría, ellos viven la corrida desde fuera, como el acontecimiento del año. Hoteles, restaurantes, bares y calles abarrotadas para ver el desfile de las cuadrillas en coche de caballos hasta la plaza.

La plaza, que pasa por la más cara del mundo (mi entrada de fila uno de sombra alta me costó 155€) se lleno de “No hay billetes”, coincidiendo con una terna atractiva y con que el primer sábado de septiembre se empalmaba con las vacaciones de agosto. Según nos comentaron, se está barajando la posibilidad de cambiar las fechas de su feria al último fin de semana de agosto para aprovechar el tirón de os que están de vacaciones. Total, si se han cambiado las fechas de la Feria de Abril, nada nos puede extrañar.

Morante de la Puebla cuida el detalle y la liturgia de la fiesta al detalle. Ayer se presentó con un original vestido, en distintos tonos de beige, inspirado en el de los antiguos bandoleros de la Serranía, con unas taleguillas sin ajustar y larga madroñera, que hacía un conjunto armonioso y digno de admirar. Nuestra enhorabuena al torero, a la diseñadora y a cuantos artesanos han trabajado en él. Lo acompañaba de un capote de seda “rosa empolvao” nos dijeron, con el que paró su primer toro en clásicas verónicas.

La corrida de Juan Pedro Domecq, fue muy desigual de presentación y de comportamiento, predominando la falta de fuerzas, de poder y de raza. El comienzo de retrasó 20 minutos porque Cayetano estaba en la enfermería. El primero de Morante, con poca fuerza, fue noble en la muleta y la faena se llenó de arte y torería. Los pinchazos se llevaron los trofeos. Sin fuerzas y a la defensiva el incierto cuarto, en el que Morante hizo un esfuerzo por ambos pitones logrando pasajes de calidad. Mató de estocada desprendida y le pidieron infructuosamente la oreja.

Cayetano se encontró con un segundo de mucha nobleza y calidad en la muleta, y al que toreó a placer, pero muy despegado. La faena tuvo más fachada, de desplantes y gestos a favor del público, que calidad. Mató de una estocada trasera recibiendo y le dieron las dos orejas. El encastado quinto fue el más toro de la corrida. La faena de Cayetano irregular, despidiendo al toro hacia fuera, y donde los aplausos más sinceros se los llevó la banda de música por una floreada interpretación de “La Concha Flamenca”. Mató de media tendida.

Rora Rey está en un momento que impresiona a todos los públicos. Se pone en el sitio que todos los toros tienen por fuerza que embestir, y ni rectifica ni se mueve. Así viene saliendo a triunfo por tarde. El tercero tenía muy pocas fuerzas y apenas los picaron. Pero se vino arriba con clase en la muleta. La faena de Roca asustó por quietud y cercanías. Estocada desprendida y dos orejas. El último fue un toro difícil que solo tiraba gañafones, cabezazos y “giñás”. Roca de la jugó a base de quietud, pero también de tirar del toro sin moverse un ápice. Mató de media y le dieron una oreja. Indiscutible triunfador.

Mención aparte merece el piso de la magnífica e histórica plaza de toros de la Maestranza de Ronda. En la parte de contra querencia parecía una playa, irregular y llena de desniveles, hasta un caballo se cayó él solo de un traspiés antes de que llegara el toro. Moránte también pisó un agujero y cayó en la cara del toro, que hizo por él y a punto estuvo de costarle un disgusto. Y Sánchez Araujo perdió una zapatilla perseguido por el toro después de un quite. Tan magnífico evento, en ese marco histórico, merece la perfección en todos los detalles.

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La mala suerte de Morante en El Puerto, y usted que lo vea

Como siempre que torea Morante en El Puerto, esperanzas de ver algo distinto, y más después de salir a hombros el día anterior en Huelva. Para irnos preparando, un grupo de morantistas irredentos, todos viejos amigos, nos fuimos a almorzar a Bespoke, donde Claudio nos prepara un menú maridado con vinos de Jerez. Allí van cayendo las copas de fino, amontillado, oloroso, cream, el pedro ximénez para acabar con el moscatel soleado, de las bodegas de Gutierrez Colosía, de forma que cuando sales al cabo de las tres horas de charla, ya te va importando menos el resultado de la corrida.

Desgraciadamente se cumplió la tradición y Morante no estuvo bien en El Puerto. Sólo tres magníficas verónicas, dos chicuelinas y un galleo para poner al toro graciosamente en suerte. Después la gran bronca. He ido a ver muchas veces a Morante en El Puerto, y lo que más tengo son malos recuerdos. Desde una cornada cuando a los pocos días tenía organizado el viaje y las entradas para verlo en San Sebastián, un mano a mano con José Tomás en el que tuvo que meterse un rato en la enfermería para recuperar el aliento, o el fracaso del mano a mano del año pasado con el Juli que le hizo cortar la temporada. Pero es que miro la estadística de sus actuaciones en El Puerto, y en los últimos 12 años consecutivos, ha toreado 15 corridas y sólo les ha cortado orejas a tres toros, y en las últimas ocho se ha ido de vacío. Lo dicho, mala suerte, porque ayer a su segundo cuvillo se lo echaron para atrás y sobrero de San Pedro tenía muy poca clase y fue muy brusco.

Lo mejor de las faenas de Manzanares fueron sendos pasodobles que de la magnífica banda de esta plaza. El “Suspiros de España” sonó sublime y sólo de oírlo ya apetecía pedir la oreja. Mientras, estuvo toreando en su estilo, muy lejos del toro, despegado y en diagonal. Sus dos toros, rajados, sobre todo su segundo, tampoco ayudaron mucho. El toricantano, Daniel Crespo, muy poco placeado, estuvo muy tranquilo. Destacó su buen estilo y, sobre todo, su quietud. Mató de sendos bajonazos, el primero impresentable, y cortó una oreja en cada toro. Los que aconsejan a este torero deberían convencerlo de que hay que tirarse a matar por arriba, aunque los que defendemos que para dar orejas hay que matar sin ventajas, quedamos en entredicho.

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El Juli golea con los reservas y Morante dice que se va

En la tarde noche del domingo 12+1 de agosto, había anunciado un mano a mano de Morante con El Juli en El Puerto de Santa María. Este último venía retar al artista en su segunda casa, pensando que Sevilla sigue siendo la primera. Cada uno traía sus toros, nada de sorteos. Morante de Cuvillo y El Juli de Daniel Ruiz. Morante lidió los suyos, pero los favoritos de El Juli, no servían, tuvo que traer los reservas de Santiago Domecq. Pues con los reservas goleó, cinco orejas y un rabo en una tarde redonda. Le plantó cara al Levante y a Morante, y demostró por qué lleva en figura los años que lleva. Exprimió a sus toros hasta el último pase en faenas larguísimas (hasta 7 veces escuchamos los pasodobles) y mató con su típico “julipié” trasero a sus tres toros. Hay que reconocer el pundonor y la inteligencia de este torero que estuvo cumbre toda la tarde, con independencia de que guste más o menos su toreo rectilíneo y sin apreturas.

La noticia vino después, “Morante se va”, espero que no sea por el fracaso de la tarde en la que no quiso ver a ninguno de sus toros. Primero se lo leímos a Álvaro Acevedo en Cuadernos de Tauromaquia, y después a los portales taurinos. Toro grande, que no se mueve y así no puedo seguir. Estoy igual de anonadado que ustedes, no doy crédito, y espero que sea un pronto y que el artista recapacite y vuelva en sí.

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En El Puerto Morante puso el arte y Cuvillo la decepción

He comentado varias veces que cuando se viaja para ver toros, hay que valorar en lo que valen, el almuerzo anterior y la tertulia posterior. En este caso el almuerzo de la esperanza fue con morantistas irredentos, Juan y Aurelio López, los que le regalaron al artista el biombo de Gallito, Lorenzo Clemente del blog lagrantemporada, José Morente del blog larazonincorporea y mi compañero de abono de Sevilla Juan Luis Villanueva, que me suele dar muchos titulares de los artículos de la Feria.

La corrida tuvo un protagonista, el arte de Morante, posiblemente el último artista que tengamos en el escalafón. Estuvo con ganas toda la tarde noche (la corrida comenzó a las 20 horas). Toreó de capa primorosamente y con la muleta suplió con la profundidad de su arte la falta de toro que tuvo, su primero sin fuerzas ninguna a pesar de no ser picado, y el segundo descastado y sin decir nada. Lástima que pinchó sus dos toros, si no estaríamos hablando de orejas.

Cayetano entró sustituyendo al lesionado Manzanares, pero con distinta suerte y condiciones que la de Ferrera el viernes. En su primero, que se quedó parado a la tercera serie, no aprovecho las dos primeras, y en su segundo, manso y rajado, estuvo más cerca de lo que hace Padilla que de él mismo, mientras el público femenino lo piropeaba. Ginés Marín le cortó una oreja a su primero en una faena pulcra que no pasará a la memoria y se peleó con su segundo, manso y topón.

La ovación de la noche, y en pie, fue para dos soberanos pares de Iván García, marcando los tiempos, dejándose ver, incluso esperando a toro arrancado, y clavando en lo alto. También sonó una fuerte ovación para un milagroso quite de Ginés Marín a la salida de un par de Carretero que salió trastabillado con el toro pegado al galope.

El domingo volveremos para ver a Morante (tres toros, más oportunidades), para almorzar en compañía de morantistas jartibles (el del toro es turismo de calidad y gasto), y volveremos a contarlo, espero.

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Mejor negros que coloraos

Los veedores de los toreros, sus expertos en reatas, sus peones de confianza o quienes quiera que les aconsejen sobre el orden de sus toros, no se han ganado el sueldo esta tarde. Si los tres primeros toros de la corrida se hubieran lidiado los tres últimos, a estas horas estaríamos hablando de la corrida de la Feria, con no menos de tres o cuatro orejas. Los tres primeros negros de Núñez del Cuvillo han sido bravos y encastados como para salir de triunfador de la Feria. El colorao cuarto un manso de carreta del Rocío, el quinto otro colorao cinqueño que salió en manso y acabó en bravucón, y el sexto, afortunadamente negro, otro toro encastado pero sin llegar a la calidad de los primeros.

Morante, que estrenaba un precioso terno coral quisquilla y oro, quemaba su última corrida, y ha estado queriendo toda la tarde. En su primero le hemos visto con la muleta pases profundos, pero a la faena le ha faltado quizás mando para dominar a su encastado enemigo. La estocada quedó tendida y el toro murió en bravo, y esta tardanza enfrió algo la petición de oreja, que el presidente no concedió. Si en vez del “abreplaza” hubiera sido el cuarto era de oreja sin discusión. Cuando todos estábamos esperanzados en su último cartucho salió un manso al que a duras penas enjaretó unas verónicas y unas chicuelinas, y al que no podían sujetar ni dos capoteros con la experiencia de “Lili” y Carretero. Visto lo cual, Morante tomó las banderillas y le zampó al manso y huidizo tres pares en los terrenos que pudo, el último al quiebro. No veíamos banderillear a Morante desde los seis toros de Ronda, y hay que reconocer que derrocha arte hasta poniendo banderillas. La faena fue imposible. Lástima no estar en La México para pedir el sobrero.

Aunque parezca un contrasentido, hemos visto a Talavante demasiado sereno. Su primero era un toro de triunfo grande por lo que transmitía, y se ha quedado en oreja después de una faena sin pisar el acelerador. Con su segundo no se peleó como se merecía y no pudo completar el éxito. David Mora, toreó bien a su bravo primero, pero pinchó, y en su segundo ya pesaba la tarde demasiado y la faena no tomó vuelos.

En resumen, una tarde entretenida pero una pena de tarde, que podía haber sido de triunfos grandes. Felicitar al ganadero, y constatar que de esto de toros no entienden ni las vacas. Si no que alguien explique por qué el fracaso ganadero de Domingo de Resurrección en contraposición con los magníficos toros que hemos visto hoy.

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Cuando no hay emoción

La corrida del martes en Sevilla puede ser un buen ejemplo de la corrida moderna. Se lidiaron los toros modernos que han acabado de imponer las figuras, o lo que quieren que sea el toro moderno. Noble, obediente y descastado. Pero la realidad es distinta a los deseos. Cuando la falta de casta hace que el toro no se nueva o rompa en manso, el espectáculo es imposible. Pero aun cuando el depósito de fuerzas los hace moverse un poco, sus embestidas son sin ninguna trasmisión, sin profundidad, con las miradas perdidas, como si no quieran embestir, y así el lucimiento es imposible.

Cuando la emoción no la pone el toro la tiene que poner el torero, y eso es un problema. Morante, que quizás sea el único torero capaz de emocionarnos ante un toro sin emoción, dejó entrever en su segundo la categoría de toreo que atesora. Perera intenta poner la emoción con sus cercanías, y Javier Jiménez con su juventud y buena lidia. El resultado un festejo tedioso y aburrido, en el que ya no sabes cómo sentarte ni de qué hablar con los vecinos y en el que los efectos del almuerzo en la Feria hacen que veamos más de una cabeza alrededor. Mala cosa.

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Agua y kilos

Los Toros son, probablemente, el espectáculo en que menos se ha cuidado al cliente que paga. Piensen que en pleno siglo XXI estamos viendo corridas en las mismas condiciones que las veían nuestros antepasados del siglo XIX. En los tendidos de La Maestranza, la misma piedra, el mismo poco espacio, el mismo sol, la misma lluvia. En definitiva, la misma incomodidad. Otros espectáculos has evolucionado con cubiertas, aire acondicionado, sillones y otras comodidades propias de los tiempos modernos. Pero en los Toros somos más tradicionales, queremos las cosas como antaño, incómodas.

De la corrida de Garcigrande poco les voy a poder contar, sólo he visto muchos kilos y poca casta. Un desfile de toros descomunales, que no tenían ni bravura ni casta para mover semejante masa. El cartel más “rematado” de la Feria, se vino abajo por algo previsible, con tantos kilos es difícil moverse. Con tanto paraguas alrededor y evitando los temidos chorreones, no es posible mantener un dialogo serio, pero algo hemos hablado sobre el por qué hemos sacado a los toros de los tipos de sus encastes, por qué los equipos gubernativos echan tanto toro para atrás por “falta de conformación zootécnica”, creo que le dicen, por qué tanto toro falto de casta, por qué tanto toro parado. En resumen, por qué tenemos tantas y tantas tardes en las que pasa tan poco en el ruedo.

Morante y Talavante han pasado desapercibidos y El Juli ha cortado una oreja de farolillos en el único que medio se ha movido, el único que parecía tener una masa corporal normal. Poco, muy poco para el cartel más “rematado” de la Feria.

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La primera en la frente

Voy a escribir algo de la corrida del Domingo de Resurrección por disciplina no porque tenga nada que decir, ya que nada pasó.

Para el aficionado sevillano el Domingo de Resurrección es el día más importante de la temporada. El día que estrenamos plaza e ilusiones, que saludamos a los amigos y vecinos que no vemos desde el anterior septiembre, y que nos felicitamos de seguir teniendo salud, dinero y afición para volver a los toros. Pero la corrida de Núñez del Cuvillo acabó con todas las ilusiones. Descastada, sin poder, sin alma, sin emoción y aburrida. Eso sí noble y obediente, por eso la piden las figuras. Llama la atención que esta ganadería que el año pasado lidió 12 toros seguidos, de los que sirvieron 11, este año de los seis, nada de nada. Desde el manso y descastado primero, hasta el descompuesto sexto, pasó muy poco.

A Morante lo hemos visto muy centrado, intentando lidiar a sus dos toros y enseñándoles el camino. Una media inconmensurable quedó para el recuerdo. Creo que a poco que le ayuden los toros está dispuesto. Manzanares lidió el único medio potable con su estilo despegado, en diagonal y estético, pero no cuajó. Roca necesita un toro con motor para demostrar su toreo, pero no movió los pies del sitio que elegía en toda la tarde. Aquí me pongo y aquí te lo doy, sea como fuere.

La única buena noticia el lleno de no hay billetes.