Recién acabada la temporada 2011 en Sevilla, vamos a ver si encontramos ideas para mejorar el abono del año próximo. Como continuación a mi reciente artículo El Cliente, me gustaría encontrar 10 puntos de mejora para intentar que el abono 2012 sea más adecuado a los intereses del abonado.
Estamos en pleno descenso por la pendiente de la segunda ola de la crisis financiera. Si la primera era, entre otras muchas razones, porque no se pagaban las hipotecas basura, esta segunda es porque ya no pagan ni los estados; crisis de la deuda soberana la llaman. Los bancos no solamente nunca van a pagar el daño que nos han hecho, sino que además nosotros, con nuestro impuestos, le estamos salvando la vida. Pero vamos a lo nuestro.
Tras varios años de crisis y con otros muchos por delante, la empresa de Sevilla no ha variado la filosofía del abono de temporada. 29-28 festejos, con muchas novilladas y dos festejos de rejones a unos precios muy altos (2.000€ el tendido de sombra). Consecuencia, dicen que en 2010 se perdieron más de 700 abonos y en 2011 más de 1.000. De seguir con el mismo patrón las bajas de 2012 serán de escándalo. Si nos miramos en el espejo de la recién terminada Feria del Pilar de Zaragoza, he oído decir que de casi tres cuartas partes de la plaza abonada antaño, ahora hay poco más de 1.000 abonos. A la vista están las paupérrimas entradas cuando no van las figuras. Por no hablar de las entradas de El Puerto de Santa María o de la reducción del número de festejos taurinos año tras año.
En Sevilla, sin ser la cosa tan grave, sí se nota la crisis y la falta de efectivo. Pongo por ejemplo la entrada de ayer día 12, al último festejo de la temporada, que tenía sus alicientes, pero como no era de abono no llegó a cubrirse ni un cuarto del aforo. Además está pasando algo peligroso para la empresa. El abonado se está dando cuenta de que puede sacar entradas en la taquilla o en la “reventa oficial” para las 5 ó 6 corridas que de verdad le interesan (quizás solo para el Domingo de Resurrección la cosa está difícil) y se evita pagar por 20 festejos que ni le van ni le vienen. Consecuencia: no se abona. Si al final hacemos cuentas, es raro el abonado que va a todos los festejos y festejo que no se va, dinero que se tira. La crisis puede más que el romanticismo de mantener el sitio de mis padres o abuelos.
De los comentarios que hemos oído durante los festejos voy a reproducir varios, con idea de que sirvan de ejemplo de cosas que se podrían hacer, pero espero sus ideas para poder sacar no más de 10 que sean factibles e interesantes.
Reducir el abono a semana y media de corridas, no más de 3 novilladas y 2 corridas en San Miguel.
Dividir el abono: Feria, novilladas y San Miguel y que el abonado solo tuviera que ser el de Feria.
Sacar las novilladas del abono.
Sacar también las corridas de rejones, son un espectáculo distinto.
Poner al menos 1 figura de los grupos 1º y 2º en las corridas de preferia, haciendo los carteles más homogéneos, no preferia torista y farolillos torerista.
Pagar de forma fraccionada, no es recibo pagar en febrero por algo que vas a disfrutar en septiembre.
Mejorar la comodidad del tendido. Estamos un mes con las rodillas del de atrás metidas en los riñones.
Sirvan estos puntos de ejemplo de lo que se ha oído por el tendido. Espero sus ideas. Iremos sacando resúmenes de las mismas a ver si nos vamos poniendo de acuerdo en las mejores.
Estaba hace un rato viendo por televisión la corrida de la Feria del Pilar de Zaragoza, con los santacolomas de Ana Romero, y comentándola con los amigos de “Twitter”, para hacerla más llevadera, porque no estaba siendo una buena tarde. Toros inciertos, el segundo devuelto, el segundo bis también, en fin, la tarde se había puesto fea.
El cuarto, segundo de Padilla, no se dejaba poner banderillas, recortaba y se enteraba. El matador ya había hecho alguna pasada en falso, pero si algo tiene Padilla es pundonor. Se empeñó, el toro le metió el pitón por debajo de la chaquetilla y lo derribó, con tan mala fortuna que al hacer por él en el suelo lo prendió por la cara. Terribles imágenes repetidas por Canal+ con la rápida, la lenta y la superlenta. Para volver la cara. Sobrecogía ver a los compañeros descompuestos, con Abellán llorando, y con la gallardía que acabaron la corrida.
Los amigos de “Twitter” empezaron con los ánimos al torero y a la familia, consiguiendo que #fuerzapadilla sea de las “coletillas” más nombradas en esta red. También se consiguió que de las web de Marca y de As se quitaran los múltiples comentarios que los antitoro venían haciendo mofándose de la situación y que las fotos más espeluznantes fueran quitadas de las portadas de algunos portales taurinos.
Siempre he sido respetuoso de la profesionalidad, del valor y del pundonor de Padilla. Y ahora que descartados los daños cerebrales se lucha por salvarle el ojo, sólo le deseo una recuperación completa. Desde aquí quiero mostrar mi apoyo a él, su familia y sus allegados.
Si quieren ustedes el morbo de las fotos con el pitón en la cara y el ojo fuera, pueden buscarlas, aquí dejo otra mejor.
PD. El parte médico es demoledor, aquí se lo dejo enlazado, aunque los médicos no pierden la esperanza de salvarle la visión del ojo izquierdo.
Los amigos de la peña taurina Tercio de Quites de Zafra, me pidieron una colaboración para la revista que publican con motivo de su feria de San Miguel, y me salió esto:
El cliente
El cliente es una persona física o jurídica, que libremente opta por elegir nuestro producto o servicio y, además, está dispuesta a pagar por él lo que pedimos. En estos tiempos de crisis, el cliente es un bien escaso y preciado. Todas las organizaciones trabajan para la satisfacción del cliente, y su fidelización es una meta. Los espectáculos públicos no iban a ser una excepción. En épocas anteriores, los clientes de los espectáculos eran los que asistían físicamente al mismo, porque no había otra manera de contemplarlos. Con la irrupción de la televisión empezó a aparecer otro tipo de espectador que no estaba allí, el televidente.
Las organizaciones empezaron a comprobar que los ingresos por el aforo estaban limitados en función a la capacidad y al precio de las localidades, sin embargo los derechos televisivos empezaban a ser parte primordial de la cifra de ventas y cada vez eran mayores. Entonces cambiaron la filosofía del negocio para convertirlo en espectáculo televisado, donde el cliente principal eran las cadenas de televisión. Sirvan como ejemplo los deportes estadounidenses, como el futbol americano y el béisbol, compuestos de breves momentos emocionantes, suficientemente separados entre sí para que quepan cuñas de publicidad. El baloncesto también es un ejemplo, y en Europa se copió lo de los cuatro tiempos, precisamente para hacerlo más televisivo. El futbol es el último ejemplo que tenemos en España. Ahora los derechos de televisión son una cifra tan determinante de los ingresos de los equipos que los horarios los dictan las televisiones, sin importar que se juegue a la hora de comer, el domingo a la hora de desayunar o el lunes laborable y a partido descolgado. En definitiva se han olvidado de los intereses del público que asiste en directo.
Afortunadamente esta sinrazón no ha llegado aún a los Toros, pero lo que los aficionados nos preguntamos es ¿Quién es el cliente en el mundo de Toro? Parecería obvio que el cliente es el aficionado que libremente opta por ir a la corrida, pagando el precio que se le pide. Si el cliente es el aficionado, el espectáculo debería montarse siguiendo sus intereses, y volvemos a preguntarnos ¿Es esto así? La respuesta ya tiene más dificultades y muchas más matizaciones.
Los taurinos parecen que han visto a la afición como un mal necesario para el espectáculo. Se podrían contar con los dedos de una mano las empresas que han preguntado a la afición qué es lo que quieren ver. Al contrario, parece que se ha querido quitar al espectáculo emoción y peligrosidad. No hablamos ya de los fraudes como el afeitado de los toros, sino de los toros pequeños, sin trapío, desmochados, sin fuerza, sin casta y sin alma. ¿Quién quiere estos toros?
Cuando un neófito nos pregunta el porqué de la devolución de los toros, tan a la orden del día en muchas plazas, los aficionados nos vemos con muchos problemas para dar una explicación comprensible. Tenemos que acabar diciendo que el empresario ha traído un producto no acorde con lo estipulado. Quiere decir, que la empresa quería que su cliente, el aficionado, le comprara un producto no apto para el consumo, así de claro. Llevado esto al mundo empresarial normal, el neófito no entiende que la empresa quiera vender un producto no apto para el consumo, a no ser que quiera engañar al consumidor y quedarse con un dinero que no le hubiera correspondido en condiciones normales.
Parte de la explicación radica en que el cliente en el mundo del Toro no es el aficionado, sino la figura del toreo. El toro se cría bajo de casta y de peligrosidad para que lo “compre” su verdadero cliente. El empresario organiza un festejo con este ganado para que la figura del toreo vaya a la feria en cuestión, ya que si compra otros toros, “menos comerciales”, la figura ya no se los “compra”, no va a la feria y los aficionados si no van las figuras, no van a la plaza. Pero esto no crean que es así de ahora, esto es así desde hace muchísimos años.
Hay pocas ganadería que intentan mantener la pureza de su encaste sin que les compren el producto las figuras, porque el negocio así es ruinoso. En la actualidad, quizás sólo Miura, a los que las figuras no quieren ver ni en fotos, con la excepción de una vez Espartaco en Sevilla, no recuerdo a ninguna figura que se anuncie con ellos, cuando antes todas lo tenían que hacer si querían mantenerse en figura. Otro ejemplo son los victorinos, con los que maestros como El Cid han basado una sólida carrera, y ya con muchos menos festejos, Cuadri o El Conde de la Maza y pocas más, son capaces de mantenerse firmes. Lo cierto es que con la crisis económica se han reducido alarmantemente el número de festejos, y aunque los optimistas podían pensar que era bueno, porque íbamos a hacer una selección de la cabaña más brava para lidiar, se ha convertido casi en lo contrario. La ley de la oferta y la demanda ha hecho que se pueda comprar muy barato y lo barato es, casi siempre, malo.
Así las cosas podemos llamar al aficionado el “cliente que paga” y a la figura el “cliente que cobra”. Pues bien, va ganando el cliente que cobra, y por goleada. Al cliente que paga nunca se le ha cuidado, somos los grandes olvidados de la Fiesta. Los Toros son un espectáculo con muchísimos años de existencia, que se dan en España, sobre todo, en verano. Díganme qué adelantos de comodidad han detectado en las plazas de toros para atraer al cliente desde los tiempos de Joselito ¿Cómo se pueden seguir programando corridas en verano al sol, costando un dineral, para ver un espectáculo muchas veces descafeinado? ¿Quién ha pensado en el público? ¿Cuántas plazas cubiertas? ¿Cuántas intentando que el sol se convierta en sombra? ¿Cuántas con aire acondicionado? Si ya hasta las iglesias lo tienen para que no deserten los fieles. Las ofertas de ocio actuales hacen que el hipotético público huya de las incómodas plazas de toros a otros sitios más confortables y baratos. La juventud ha dado la espalda a la Fiesta. Y mientras, los taurinos, sin hacer casi ninguna autocrítica, y sin aportar apenas iniciativas para mejorar esto.
Algo hay que hacer y creo que todo pasa por devolver autenticidad a la Fiesta. Todo tiene que modernizarse, desde las plazas al marketing y a la comunicación. Los toros tienen que estar en los informativos de televisión, al precio que sea. Cuando José Tomás ha irrumpido haciendo la guerra por su cuenta, pero dando emoción a los tendidos, el público ha respondido, pero los “poderes establecidos” le atacan por salirse de las normas. Así no vamos a ningún sitio. Si las plazas de Cataluña se hubieran seguido llenando de emoción y de público, no se hubiera planteado la prohibición. Pero contra un espectáculo muy minoritario y degradado por la ola de animalismo que nos invade desde que “Bambi” habló y nos lo creímos, cualquiera se atreve.
Los Toros están en peligro y algo hay que hacer, y los que tiene que dar pasos al frente son los taurinos y detrás somos los aficionados. Pero, por favor, háganlo pronto.
El Juli y Manzanares venían de cortar siete orejas el día anterior en Barcelona en una tarde extraordinaria y muy emotiva por lo que significaba. Eran además los triunfadores de la Feria de Abril con salidas por la Puerta del Príncipe. Pues cuando se rompió el paseo no se escuchó ni una palma. Antaño estos matadores habrían sido obligados a saludar. Pedro es probable que del público asistente pocos supieran lo que pasó el día anterior en Barcelona, eso sí, todos sabían dónde estaba la Duquesa de Alba con su novio en la barrera del cuatro.
La corrida de El Pilar y Moisés Fraile ha sido muy desigual de peso, de tipo y de edades. Algunos cinqueños largos y otros cuatreños cortos. El segundo tenía un año menos que el anterior y el cuarto año y medio menos que el tercero. Los ha habido nobles, como el primero, violentos y mansos como el cuarto.
Curro Díaz se llevó el mejor toro de la tarde y le hizo una faena artística y emotiva; de las que gustan en Sevilla. Después de la estocada, dejo que el toro muriera lentamente en vez de abreviar con el verduguillo. La segunda oreja parecía excesivo premio y estuvo bien el presidente en aguantar tipo. El Juli le compuso una faena de mucho poder y mando a su primero que era un toro algo violento. Faena de las suyas, pero al entrar a matar se mostró extrañamente precipitado y en su segundo también pareció algo acelerado ante un toro que embestía rebrincado. Manzanares poco pudo hacer con su primero que se dejó todo en los caballos a los que acabó derribando en las dos ocasiones y peleando bien. Al sexto, después de noquearse contra un burladero, se lo llevaron unos efectivos cabestros con unos descomunales cencerros. El sobrero Salvador Domecq fue incierto, sufriendo Manzanares coladas cada tres pases.
Mención aparte merece la cuadrilla de Manzanares hasta donde el tercero es magnífico. Guardando al picador que hace puerta ha tenido que sacar a los toros y no con el típico mantazo de tercero hacía dentro que acaba, inevitablemente con el toro en el caballo, sino toreando y evitando el encuentro. La brega de los peones es perfecta y los pares de Juan José Trujillo al sexto han sido antológicos, cuadrando en el segundo en toda la cara, en una décima de segundo que parecían parados toro y torero. Enorme par, sonó la música que, por cierto hoy eligió bien el repertorio.
Con la corrida del sábado de San Miguel hay que quedarse con el principio y con el final, o sea, con el primer toro y con el último. En el primero, El Cid demostró lo que ha hecho muchas veces, que sabe torear con profundidad y mando. A la faena le faltó un puntito de emoción porque el toro tendía a rajarse, pero la oreja es merecida. En el último, Talavante dio un paso al frente y compuso una faena emotiva y estética. Pinchó entrando con rectitud y al segundo intento logró una buena estocada. El público pidió la oreja a pesar del pinchazo, y la presidente se la concedió. Con el Cid la gente ha estado muy cariñosa, y en su segundo ha dado algún pase de mérito. Talavante se justificó en su primero que era un marrajo.
A la corrida de Torrealta le ha faltado algo de raza. Algunos toros han servido como los desorejados y el segundo, pero los demás han sido bruscos, cuando no parados. Solo el sexto fue aplaudido en el arrastre. Castella ha pechado con el peor lote, con un quinto infumable, pero tampoco ha tenido las ideas muy claras con su primero.
Han pareado superior Alcalareño y Javier Ambel y picado bien Miguel Ángel Muñoz. El picador José Doblado fue derribado de forma estrepitosa en el quinto perdiendo el conocimiento. Pero afortunadamente se recuperó en la enfermería y fue muy ovacionado al salir por el callejón por su pie.
No me gusta el pasodoble que le tocaron a Talavante en su faena al que cerró plaza. Cuando un tío está ahí jugándose la vida, no se puede interrumpir con un numerito de trompetita que distrae al personal, que da los olés al de la trompeta en vez de al torero. Esta banda, que suena de maravilla, debería de buscar un repertorio de menos lucimiento personal y más acompañamiento al torero, que para eso está.
Cuando allá por febrero anunciaron una corrida de Pereda – La Dehesilla para el viernes de “presanmiguel” y, encima con un cartel “por designar” nos temimos lo peor, por los toros y por los futuros toreros. Afortunadamente la empresa compuso un cartel de toreros interesante, con Fandiño y David Mora como novedades de la temporada. Pero los toros seguían siendo los mismos. Pocos toros de esta ganadería han salido buenos en Sevilla y desgraciadamente hoy tampoco ha habido sorpresas.
A la corrida le ha faltado casta y clase y le han sobrado kilos. No nos vamos a quejar de la presentación, con tres toros que han bordeado los seiscientos kilos, algunos bonitos, aunque otros se han escobillado con los petos. Pero no han sido capaces de llevar emoción al ruedo y la corrida, al final ha sido hasta aburrida.
Fandiño y David Mora han justificado el momento que pasan. Fandiño incluso pudo cortar una oreja de no fallar a espadas en su segundo, después de una faena inteligente. Mora ha mostrado su empaque de torero clásico. Es curioso que estos toreros que cortan orejas cada tarde en las plazas del norte y de la meseta, después llegan a Sevilla y no triunfan.
Esaú ha estado animoso toda la tarde, pero torea muy despegado, sacando los toros para fuera en muchas ocasiones. Su segundo lo brindó, asómbrense, a los areneros, que se llevaron un de las mayores ovaciones de la tarde. Así estaban las cosas.
La novillada con los triunfadores del abono, Sergio Flores, Fernando Adrián y Rafael Cerro, llevó a La Maestranza más público que en los festejos anteriores. Tuvimos la suerte de compartir el Tendido 2 con el amigo y colega Xavier González Fisher que, entre otras muchas cosas es el padre del blog taurino de referencia en México, La Aldea de Tauro. Coincidía su estancia en Sevilla con la actuación de su paisano Sergio Flores, de forma que compartimos juntos la velada. Lástima que no pudo ser completa.
La novillada fue muy desigual, bien presentada pero, en general, falta de casta. Cumplieron en varas y fueron alegres en banderillas. Algunos nobles como el sosito primero y el segundo, el mejor. Otros inciertos, con genio o francamente desagradables como el cuarto. Los novilleros dieron la cara. Sergio Flores mostró su toreo ortodoxo y profundo ante el soso primero y su valor en el cuarto. Adrián pudo haber cortado oreja en el segundo de no fallar a espadas, a pesar de que abusa de torear con la muleta muy transversal, dejó buenos pasajes y Cerro estuvo digno.
Destacar un gran puyazo en el segundo de Flores, desconocemos el nombre del picador porque en los programas no venían las reseñas de los actuantes. Se arrancó el novillo como un tren desde el burladero del 6 y el piquero se agarró arriba en un gran puyazo. Merecida ovación.
Ya solo nos queda San Miguel. El cartel del viernes, aunque circula por los medios, aun no es oficial. A 5 días vista del festejo, en el programa repartido aun figura el inquietante “por designar”.
PD. Hoy lunes la Empresa ha hecho oficial el cartel que los medios habían adelantado para el viernes: Fandiño, David Mora y Esaú. Interesante.
El domingo se celebró la penúltima novillada del abono a la espera de la del 18, cuya terna estará formada por los triunfadores de las anteriores.
Debutaron en Sevilla Gómez del Pinar, Damián Castaño y Emilio Huertas. Novilleros con suficientes festejos en 2010 (30, 17 y 27 festejos, respectivamente) como para venir a Sevilla con garantías. Reconozco que cuando leí el cartel, no me sonaba ningún nombre.
Aunque no había futbol por aquello de los horarios televisivos, sí hacía un día de calor como para estar en otro sitio, y como además el cartel tampoco ayudaba mucho, no fue ni el abono. Mi tendido 2 estaba desolado, apenas reconocí a media docena de abonados de los alrededores. Menos mal que nos juntamos algunos para pasar la cosa más entretenida con los comentarios.
La novillada de Villamarta, bien de presentación pero mansota y con genio. Gómez del Pilar se llevó el peor lote. Recibió a su primero a “porta gayola” y poco más pudo demostrar. Castaño es hermano del Javier Castaño que mató alguna corrida de Miura en Sevilla y que incluso le cortó una oreja a uno con un infame bajonazo. Estuvo bien con su primero y lo tenía cuadrado pidiendo la muerte, pero alguien desde el callejón debió decirle que lo cambiara de suerte y pasó el tiempo y enfrió al público antes de matar. Tenía la oreja cortada y se quedó en vuelta al ruedo. Dejó buena impresión. Huertas cortó una oreja después de una faena meritoria e intermitente y matar de media fulminante. Cada vez los públicos premian más que los toros no tarden en morir.
Según especulaban por los mentideros, el cartel de los premiados sería el formado por Cerro, Adrián y Flores. No creo que esta novillada haya cambiado las ideas de la empresa sobre los triunfadores.
Como ustedes saben, este año por cuestiones de calendario litúrgico, sólo había una semana entre Semana Santa y Feria. Para no perder festejos, a la Empresa se le ocurrió incluir una corrida de toros antes de la Feria de San Miguel. Además, contrató los toros y dejó abierto el cartel, o sea, no contrató los matadores. Nosotros, los abonados, pagamos en febrero religiosamente el precio estipulado sin saber qué festejo veríamos en septiembre. Cosas de la oferta y la demanda.
Se dijo entonces que se había dejado abierto el cartel para dar entrada a final de la temporada a los triunfadores o novedades de la misma. Ciertamente, y a juzgar por el ganado contratado, Pereda, no nos esperábamos gran cosa del cartel, pero la Empresa ha acertado contratando a dos matadores que han venido triunfando con asiduidad y que se han convertido en aspirantes a salir de la tercera línea en la que están y pasar a la segunda a pelear con los Cid, Perera, Talavante, Castella, etc. Nos referimos a Ivan Fandiño y a David Mora. El tercero es Esaú Fernández, que después de su triunfo en Sevilla está haciendo una temporada muy discretita, incluyendo cambios de apoderados. Debemos entender que se ganó el puesto en la Feria y, por consiguiente, nada que objetar.
Con esto se ha compuesto un cartel de toreros con suficiente aliciente para el aficionado. He visto varias veces a Fandiño y a Mora este año y son dos toreros a tener muy en cuenta. Sólo queda que el ganado responda, cosa que no viene haciendo últimamente. Esperemos que haya suerte.
Después de la comentada actuación de Morante, hemos podido ver en Bilbao las corridas de Jandilla, Victoriano del Río, Alcurrucén, El Pilar y Victorino Martín. Hay que decir que la presentación de los toros ha sido impecable, como lo ha venido siendo en esta plaza y que el juego, en general, y exceptuando la de Jandilla y Victoriano del Río, ha sido bueno. Últimamente vienen diciendo los taurinos que en las plazas de primera es más difícil hacer faenas porque se exige un toro de más peso y se sacan de tipo las ganaderías. Bilbao ha venido a desmontar esta teoría, pues hemos visto a toros de casi setecientos kilos embistiendo con motor, toros con tres puyazos que han tenido faena y toros con dos a los que se ha echado en falta picar algo más. Que recuerde, no ha habido ninguna devolución de toros.
Me ha gustado mucho la corrida de Alcurrucén. Toros serios y hondos que se han venido arriba en la faena, propiciando una tarde muy entretenida. Ponce parece que se transforma en Bilbao. Frente al apático maestro en retirada que estamos viendo esta temporada, aparece un Ponce en busca de triunfo y esforzado. También me gustó mucho la corrida de El Pilar, igual de seria, con toros muy bravos y donde El Cid y Manzanares rayaron a gran altura.
Igualmente, destacar la corrida de Victorino, que afortunadamente, parece que se viene arriba. Con tres toros de gran juego, en donde vimos a Urdiales y a Bolívar, realizar faenas de mérito. Inteligentes las palabras del hijo del ganadero, que en vez de ensalzar sus toros, destacó el mérito de los toreros.
La peor nota de la Feria podría ser que la plaza no se ha llenado. A excepción de la corrida del jueves, con Ponce, El Juli y Perera, y de las pocas en que no hubo sustituciones de toreros, y, por consiguiente, posibilidad de devolución de entradas, el ruedo no se ha llenado. No sé si esto habrá influido, pero ha sido una pena que con carteles muy interesantes de toros y toreros no haya habido grandes entradas.
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