Antes de uso generalizado de la redes sociales, los aficionados nos desahogábamos en los blogs taurinos. El mío estaba en ABC de Sevilla desde 2008 y ante el notable descenso de los abonados nos atrevíamos a dar ideas sobre cómo revertir la situación.
Entre la crisis financiera y el boicot del G5 el abono sevillano descendió de forma escandalosa, y he rescatado de los años 2014 y 2011 tres entradas en la que, con ayuda de los lectores, dábamos ideas a la empresa para cuidar al abonado. Conste que ni una sóla de estas ideas se puso en práctica creo.
Con el cambio de empresa en Sevilla me he acordado de estas entradas que les enlazo. Las he repasado y aunque tienen mas de 10 años, algunas podrían incluso estudiarse en la actualidad. Igual alguna le sirve a la nueva empresa de @lancesdefuturo.
Cuando el ministro de cultura del gobierno de España anunció en mayo de 2024 que iba a eliminar el premio nacional de Tauromaquia en su decidida lucha contra el mundo del Toro, se produjo un efecto rebote de rebelión contra lo que se creía injusto. Las plazas se llenaron de público, sobre todo de jóvenes, como en rebeldía contra un sistema impuesto. Esto se ha mantenido durante la temporada taurina de 2025 donde se ha visto más público joven que nunca en las plazas de toros. Las dos salidas a hombros de Morante de la Puebla de la plaza de Las Ventas de Madrid son un ejemplo de esto.
Este ministro anunció en la Residencia de Estudiantes, en junio de 2025 las entidades que formaban la Comisión Nacional para la Conmemoración del Centenario de la Generación del 27, y se echó en falta siquiera una mención al que fue el promotor y mecenas de la misma, Ignacio Sánchez Mejías. Los bien pensados creímos que a pesar de ser torero y, por tanto contrario al ministro, que con el tiempo se haría justicia y sería incluido siquiera nominalmente en los actos. Ya entonces se pudieron leer algunas críticas como la del periodista Paco March en Cuadernos de Tauromaquia.
Pero pasados casi seis meses ha sido la familia, en la figura de mi prima María Dolores Sánchez Mejías, nieta de Ignacio, la que ha mostrado su postura en una entrevista en ABC de Sevilla, que tuvo los honores de portada. A raíz de esto, han sido muchos medios los que han escrito sobre ello, y muchas organizaciones y personas las que han mostrado su indignación en las redes sociales, señalando al ministro cuanto menos de sectario, por excluir de los actos al que fue artífice y mecenas de la de la Generación del 27 por el mero hecho de ser torero. Les dejo enlazados los artículos de ABC , Aplausos o El Debate como ejemplo, y hasta anuncian que se va a representar su obra de teatro “Sin Razón” como homenaje al 27, aquí el enlace de la noticia en ABC.
Yo le pediría al ministro que se leyera por ejemplo “La Arboleda Perdida” de Rafael Alberti, donde narra esos días en Sevilla y quién los metió en el tren para que vinieran a Sevilla, y las fiestas y las juergas y los paseos en barca por el Guadalquivir, etc. Pero hay otros documentos que definen la participación de Ignacio Sánchez Mejías en el origen de la reunión en Sevilla de unos jóvenes poetas vanguardistas por el tercer centenario de Góngora, que hizo posible el nacimiento de la Generación del 27. Las transcribo del libro “Ignacio Sánchez Mejías, el hombre de la Edad de Plata” de Andrés Amorós y Antonio Fernández Torres, y no el original de la carta para que les resulte más fácil la lectura.
Se la dirige a Ignacio, José María Romero, que era entonces vocal encargado de la sección de literatura del Ateneo de Sevilla, además de subdirector del Manicomio de Miraflores, cercano a Pino Montano (de las charlas entre ambos seguro que saldría la idea de la obra de teatro “Sin Razón”). Está fechada en octubre de 1927, y le escribe a Ignacio para preparar los anteriormente citados actos.
De la lectura de la carta se desprende lo principal, Ignacio es el artífice de la llegada a Sevilla de sus jóvenes amigos vanguardistas, sin su gestión este encuentro nunca se habría realizado. Llamo su atención sobre una frase concreta: “indiqué que tú me habías prometido que vendrían Cossío, Lorca y Alberti juntos”. Después supimos que como contaba Alberti “Ignacio Sánchez Mejías nos metió en un tren y nos llevó a Sevilla”. En ese tren “metió” Ignacio con él a Albertí, Lorca, Juan Chavás, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Jorge Guillén y José Bergamín, además de Pepín Bello. La Generación del 27 lo es porque Ignacio llevó a Sevilla a sus componentes, los agasajó con su dinero, los metió en su casa y ayudó a organizar los actos.
El efecto rebote que ha logrado el señor ministro con esta injusta omisión espero que sea parecido al incremento de público en las plazas de toros. Sigamos insistiendo en que no queremos sectarismo. La historia es una y no se puede manipular.
Tema cerrado. A partir de la reclamación de la familia que fue en portada de ABC de Sevilla, el efecto rebote ha hecho rectificar al ministro y admitir expresamente que homenajeará Sánchez Mejías en los actos del Centenario de la Generación del 27.
Después de ver como Morante de la Puebla se cortaba la coleta en la soledad de los medios de la plaza de Las Ventas, tras una memorable faena, se nos ha venido el alma a los pies, y hemos recordado la frase del telegrama que mandó el Guerra cuando se enteró de la muerte de Gallito. El toreo seguirá, sin duda, pero ya no será nunca el mismo.
Morante ha sido el torero revolucionario de los últimos años, sobre todo desde que se echó el toreo a la espalda para levantarlo después de la pandemia. Sus 100 corridas en 2022 quedarán para la historia. Pero estos estos últimos años ha arrollado con un valor descomunal, pasándose a todos los toros más cerca cada vez y en todos los pases y a la mayoría de los toros con independencia de su condición. Su torería, la forma de andarle a los toros, de entrar y salir de las suertes, de buscar suertes antiguas, como el galleo del bú, los cambios de rodillas, el toreo con el capote a una mano, y tantas otras que nos hacían desempolvar las fotos antiguas. Su rabo en Sevilla y sus dos puertas grandes de Madrid, como la de hoy, nos dicen que hemos tenido la suerte de ver al torero más grande de nuestra época.
Hoy nos hemos quedado huérfanos. Sanseacabó. Gracias por todo maestro.
Afrontábamos la última corrida de la exitosa Feria de San Miguel, con el no hay billetes en las tres corridas, con la esperanza de ver una corrida en la que había muchos cimientos para una gran tarde: Un ganado de los deseados, un Morante histórico, un Roca Rey que medía sus disputas con él en su tierra y la alternativa de Zulueta. Pues bien, todo se fue al traste con un ganado pésimo. Mal presentado, en el que algunos sólo se tapaban por la cara, alguno pitado de salida, y todos como desmotivados, embistiendo por compromiso, alguno manso, otros peligrosos y todos con el denominador común de que no servían para el lucimiento, excepto el espejismo del primero. Además, la incómoda lluvia deslució los prolegómenos. No llovía en Sevilla desde el 20 de mayo, 130 días sin agua y tiene que venir cuando hay toros. Menos mal que con cerrojazo paró, cerramos los paraguas, y pudimos ver la corrida en paz, pero mojados.
Todo estaba a favor de Zulueta. Morante lo dejó salir el primero del patio de caballos, el cariñoso público le ovacionó y le hizo salir al tercio al romper el paseíllo y no dejó de animarle en el de su alternativa. Lo vimos más decidido que otras veces ante un toro que fue aprovechable pero no tonto. Quizás debió pisar otros terrenos más comprometidos, pero estuvo bien y hubiera cortado oreja de no pinchar repetidamente en la suerte contraria y no querer rectificar los terrenos. El sexto ya fue de imposible lucimiento, deambulando por el ruedo de un sitio para otro como si la cosa no fuera con él.
Morante no pudo tener su tarde, pero nos dejó pinceladas inolvidables. Su primero fue el peor de todos. Manso, tardo, topón e incluso peligroso. Le dio tres y a matarlo. Ni una queja. El cuarto fue complicado y trabajoso, pero pudo Morante deleitarnos algo con el capote, y, sobre todo una tanda al natural con uno de ellos inolvidable, templado, larguísimo y rematado atrás que hizo crujir la plaza. De los que pagan la entrada y no se olvidan.
Roca Rey comprobó en su primero que, en su pelea con el Torero de Sevilla, aquí tiene las de perder. Con parte del público en contra, intentó hacer lo que sabe, con un toro muy deslucido, pero sólo encontró reproches del respetable. El quinto era tan malo como los demás y Roca, en vista del ambiente se fue a los medios de rodillas a un toro que huía, hasta que le echó mano, afortunadamente sin consecuencias. El público, esta vez sí, le reconoció el esfuerzo ante un toro imposible. Por cierto, su primer toro salió con una visible cornadita en la para trasera que no le impedía continuar la lidia, todo el público la vio y algunos protestaron. Pues incomprensiblemente el presidente, que si no la vio en el reconocimiento la tuvo que ver como todos cuando el toro salió, lo mantuvo en el ruedo hasta que ya picado Roca se le encaró señalando de cornada y sólo entonces lo cambió.
Durante el tercio de varas del último toro, pudimos observar mientras esperaban junto al caballo, una larga conversación entre Morante y Roca Rey, que acabó con un cariñoso gesto entre ambos y la ovación del público. Esto sí que es de Nobel de la Paz.
Si yo fuera capaz de escribir medio bien podría contar el toreo de Morante de la Puebla, pero mejor voy a contar algunos detalles porque su toreo es indescriptible. Cada lance o cada pase de este torero parece una cosa completamente nueva para uno. Hay otros toreros a los que les has visto hacer lo mismo tarde tras tarde, que vas a verlo sabiendo lo que van a hacer, y van y lo vuelven a hacer. Lo de Morante parece nuevo en cada lance, como si antes no hubieras visto nada igual.
Llegó ayer a El Puerto a las cinco de la madrugada después de la paliza que le dio el toro en Marbella la noche anterior, y, visiblemente mermado, salió a la plaza dictar una lección de toreo puro. Jugándose la vida en cada lance, se le veía cogido algunas veces, pero allí había toreo de quilates, profundo, armonioso, sentido y pasándose los pitones a milímetros. Esa forma de andarle a los toros, de entrar y salir de las suertes, de improvisar un adorno para salir de un apuro. Ya les digo todo nuevo. A su primer jabonero, bonito y noble, le cortó las dos orejas después de una faena de toreo puro y una gran estocada. Se lo llevó a los medios con cuatro pases primorosos y los cerró al tercio para matarlo con otros cuatro igual de primorosos. A su segundo lo recibió con lances a medio capote pegado a tablas, eso sí que era nuevo, el toro le iba apretando, pero no se alivió hasta que lo derribó, y menos más que no hizo por él. Después otra faena de las suyas con un toro remiso y venido a memos. Estocada trasera, el puntillero levanta al toro, y el señor presidente le niega la oreja tras una petición mayoritaria, entre la bronca del público y el desprecio de Morante.
El toreo de Roca Rey es de lo que has visto ya has muchas veces. Su toreo fundamental es fuera de cacho y rectilíneo, no emociona. Entonces recurre, como ayer en su primero, a los pases de rodillas, por la espalda, en redondo, mirando al tendido, flequillazos provocativos y bernardinas. Mató de una estocada después de sonar un aviso, y como ese espectáculo le gusta el público pues cortó dos orejas. En su segundo, algo más temperamental, hizo el toreo fundamental, pero como el público estaba frio recurrió al arrimón épico. No se entendió con el toro. Pinchazo después del primer aviso y estocada.
El local Daniel Crespo no se ha arredrado al verse dentro del cartel de máximas figuras. Asentado, con gusto, y haciendo las cosas con cabeza. Su primero fue el peor del encierro, pero el sexto fue bravo y encastado y pedía mando. Lo toreó Crespo muy asentado y con un gusto exquisito. Estocada y dos orejas. Por cierto, magnífica en su conjunto la corrida de Cuvillo, de la que se podían cortar las orejas a todos los toros.
El ver juntos a Morante y a Roca después del veto, no veto de Santander tenía su aquel. El cuarto toro derribó al caballo en el primer encuentro, se lo llevaron, pero volvió a entrar a caballo derribado. Después tomo otro puyazo, lo sacaron y sin que lo pusieran volvió al caballo. Eso son tres entradas, cuatro si contamos con la del caballo derribado. Pues bien, Roca le hizo el quite al postrero, y no fue un quite de tres lances para lucirse sin molestar, conté siete u ocho mantazos o telonazos, quitándole las moscas al toro a chocazos contra el capote. Como soy bien pensado no voy a pensar que lo hizo para mermar al toro, sino que es su manera de lucirse. Morante se lo recriminó en el callejón, indicándole que era la cuarta entrada y que debería haberlo hecho en la segunda, y por lo que leo en El Mundo la respuesta de RR fue “Maestro, fúmate un purito despacito”. Ya sabía que a su toreo le faltaba clase, y ahora veo que como persona todavía le falta más. Aquí hay tema.
El actual toreo de Morante es un milagro. Pero es más milagro que lo haga a diario y aún más que lo hiciera ayer en El Puerto con una levantera de las de aquí. El personal llenó la plaza sabiendo que a pesar de todo el milagro se podía producir, y vaya si se produjo. Cuando Morante salió del burladero para parar a su primer toro, el Levante le puso la capa por encima de la montera, pero le dio igual. Fijo al toro, que se le quedó algo retrasado y le largó una primera verónica, lenta, profunda, ceñida y casi circular con la que ya entramos en éxtasis. Después lo llevó al caballo con unas chicuelinas al paso que fueron una pura delicia para la vista. El colorado del Freixo tenía su genio y dificultades, pero Morante se había olvidado del cuerpo y seguía con el milagro, lo vimos cogido varias veces, en una el toro le rompió por mitad la muleta, “échale agua” le decían, pero debió de echarle agua bendita. Al comienzo le dio un natural inconmensurable y siguió toreando como si fuera una armonía de toro y torero. Peligro y arte que dan como resultado un estado de tensión que acaba uno como en estado de gracia. Hizo la suerte de matar despacio y dejándose ver y enterró la espada hasta la bola. Dos orejas de un público entregado, extasiado, convertido y hasta incrédulo.
Su segundo fue un toro difícil en los primeros tercios, desarmando a los subalternos que no lo pasaron bien. Morante le largó dos puyazos a toro entregado (toda la corrida fue brava en los caballos), y cuando esperábamos que iba a hacer una colombina, se puso a torear como si e toro fuera bueno y acabó haciendo que lo fuera. Otra faena milagrosa que acabó, ya con la espada de matar, con cuatro naturales citando tan de frente que parecía imposible que el toro fuera a la muleta en vez de al cuerpo. El que le susurró a Morante que el toro se podía tragar a esas alturas esos cuatro naturales de frente debió ser el Levante. Si no lo llega a pinchar estamos hablando de otras dos orejas.
La corrida de El Freixo me ha gustado, toros encastados, con su picante y brava en el caballo, aunque algunos con poca fuerza o que se acabaron pronto. El que no me ha gustado ha sido Talavante. Si Morante parece torear para él, Talavante lo hace para la galería. Olvidado lo bien que torea al natural, ahora hace el espectáculo moderno de toreo de rodillas, por el culo, flequillazos, arrucinas, y todo lo que acabe en ina, pases mirando al tendido provocando al personal, pero poco para el recuerdo. Se llevó el lote de la tarde con un segundo bravo y noble al que después de tantas inas le dieron una exagerada vuelta al ruedo. Talavente le cortó dos orejas que comparadas con las de Morante eran de pueblo.
Desgraciadamente Juan Ortega no encuentra el sitio. Se le ve con ganas y queriendo, y de vez en cuando hace el toreo por el que le esperamos. Ayer unas verónicas prodigiosas y un comienzo de faena a su segundo por bajo de los que se acuerda uno. Pero la cosa se fue diluyendo como un azucarillo de los antiguos. Eso sí recetó dos estoconazos de los que se acordará cuando pìnche a uno de triunfo.
Ayer con la levantera y Morante lleno, antier con Roca Rey ni tres cuartos. El sábado próximo con Morante y Roca Rey juntos después de lo del veto, no veto, pero que no toree, ya no hay billetes. Esperamos otro milagro … seguro
Hace como 15 años escribí en este blog una entrada sobre mis visitas a las Plazas de toros en la Sierra de Aracena que les dejo enlazado. A raíz de esto, un experto cultural de la zona se puso en contacto conmigo y se ofreció a mostrarnos plazas toros históricas que ya no estaban en uso, o que simplemente estaban en ruinas. Las visitamos con él, y en 2013 escribí otra entrada titulada Plazas de Toros Históricas de la Sierra de Huelva, que también les dejo enlazada por si quieren leerla.
Pues bien, hace un tiempo los miembros de mi Tertulia Taurina de Economistas Er78, leyeron este último artículo y me propusieron hacer un día de excursión para repetir la visita. En este caso les propuse una cosa mixta, conocer algunas fuera de uso y otras activas. Y así lo hicimos el mes pasado, de forma que les escribo esta entrada para que les quede de recuerdo.
La idea era visitar las plazas de Santa Eulalia, las dos de Almonaster la Real, Cortegana, Linares de la Sierra y Castaño del Robledo. Por cuestiones de tiempo se nos quedó fuera la de Santa Eulalia, pero el día fue completo.
En las ruinas de la plaza de toros del Cerro de San Cristóbal
Empezamos por la del Cerro de San Cristóbal de Almonaster la Real, que no son más que las ruinas de un antiguo coso para fiestas de toros, y que está en la cima del Cerro. Hay que conocer bien la zona para saber dónde está. Nos comentaron desde la delegación de turismo del ayuntamiento que hay un proyecto para rehabilitarla. Desde la cima hay una vista extraordinaria de la Sierra y dicen que se ve el Atlántico, aunque ese día no lo vimos. Después bajamos a visitar por dentro la plaza en uso que está pegada a la preciosa Mezquita, que también visitamos. La plaza es muy bonita, y agradecemos a Fátima, de la delegación del Ayuntamiento de Almonaster que se acercara para abrírnosla.
Plaza de toros de Almonaster
Entrada a la Mezquita de Almonaster
Tras esto visitamos la plaza de toros de Cortegana, donde nos esperaba la eficiente Macarena de la delegación de turismo de su ayuntamiento. Yo he estado varios años viendo los festejos en esta plaza, pero es de agradecer poder visitar tanto el ruedo como otras estancias de la plaza, por lo que agradecemos a Macarena la deferencia que tuvo con nosotros.
Plaza de toros de Cortegana
Después de almorzar en Aracena, en casa de José Vicente, sitio altamente recomendable, visitamos Linares de la Sierra y su plaza, que no podemos llamar del todo de toros porque es una plaza pública del pueblo, que tiene burladeros de obra, un tendido con un alcornoque torero, con su azulejo con su verso. También muy recomendable visita.
En la plaza de Linares de la Sierra
Finalmente, fuimos a ver la plaza de toros de Castaño del Robledo, que llevan muchos años restaurando, o diciendo que restauran, pero yo no veo avances significativos. Es una plaza preciosa donde los tendidos suben por la ladera con sus árboles y todo.
Plaza de toros de Castaño del Robledo
Finalizamos el día tomando un refrigerio en Fuenteheridos, junto a su famosa Fuente de los Doce Caños.
La finca Pino Montano fue la casa de la familia Sánchez Mejías durante muchos años. En las afueras de Sevilla y separada de la misma por el Tamarguillo, ahora prácticamente está en la ciudad. Primero fue propiedad de Rafael El Gallo, que por su mala cabeza no la pudo mantener mucho tiempo, pasando a su hermano José cuando este todavía era menor de edad. A la muerte de Joselito El Gallo pasó a su cuñado Ignacio Sánchez Mejías, y desde entonces se ha mantenido en la familia. Actualmente es la casa familiar de una nieta de Ignacio, y se le da también uso para eventos sociales del Catering Alda&Terry, vinculado a la familia.
Ignacio Sánchez Mejías en la alberca del Pino con su hijo
La vida social en el Pino (en la familia siempre se conoció así) fue muy intensa, tan intensa como la de Ignacio. Centro de reunión de la Generación del 27 a cuyos poetas vanguardistas trajo Ignacio a Sevilla, se mantiene como entonces. Hace unos años la visitó Rafael Alberti, que exclamó admirado “está igual”. Gracias a su Arboleda Perdida, podemos conocer muchas anécdotas de lo vivido allí y del germen de la Generación del 27.
Poesía a su hija Piruja escrita en el reverso de esta foto días antes de morir
Ignacio, pasaba largas temporadas lejos del Pino, ocupado por su intensa vida profesional, social y amorosa, pero el Pino siguió en su vida siempre. En la entrada de la casa que compartía con su amante La Argentinita en Madrid, tenía una reproducción de la fuente que hay en el patio de entrada del Pino. La que le daba alegría a la casa era Dolores (la abuela Mami) mujer de Ignacio y hermana de Joselito. Sus dos hijos y mi padre, que vivió allí desde los dos años, volvieron del primer día de colegio llorando y ya no fueron más. Estudiaban en la casa con maestros particulares y con otras familias como los Corrochano o los Recasens. Mi padre contaba que al profesor Alamán, que era ciego, no había quien lo engañara y que cuando te preguntaba, con solo mirar hacia los otros te echaba la bronca. Se organizaban partido de futbol donde Mami hacía de portera.
Ignacio quería que los niños escribieran a diario lo que pasaba para que se lo leyeran cuando volviera. También cuando había discrepancias entre ellos organizaba un juicio donde algún invitado era el juez y los niños tenían que argumentar sus posturas. Tenían que hacer una hora de picadero diario, hiciera el tiempo que hiciera.
Allí se ensayaron las obras de teatro que escribió Ignacio. Mi padre me contaba la de “Ni más ni menos”, una obra vanguardista, sobre el mito de Rafles, en donde su hija Piruja hacía de bien, mi padre de mal y su otro hijo José de diablo, moviendo la balanza. Mami se aprendía los diálogos. También se organizaban muchas fiestas y reuniones.
Curiosamente, en el Pino no había más rastro taurino que el legado dejado por Gallito, Ignacio no consintió que hubiera allí nada para que los niños no tuvieran la tentación de aficionarse. Para ayudar les montó el campo del incipiente entonces futbol y llevó a convivir temporadas con gente de Madrid como Alfredo Corrochano, pero curiosamente el resultado fue el contrario, Alfredito se hizo torero, al igual que el hijo de Ignacio.
Yo pasé muchas jornadas de mi infancia allí, bañándome en la alberca con mis primos y también pasaba temporadas en verano, durmiendo con unas modernas mosquiteras donde me entretenía viendo desde la cama como enormes salamanquesas cenaban mosquitos.
En uno de los salones, con la montera de Gallito y las escrituras de compra del Pino
Me he acordado de todo esto porque hace unos días llevé allí a mi tertulia taurina de economistas Er78, para que lo conocieran. Me contaban emocionados la sensación que les producía pisar las habitaciones donde habían estados los poetas de la Generación del 27, Ignacio Sánchez Mejías y Joselito El Gallo y el salón donde se ensayaban obras de teatro de Ignacio y la antera, cuadros, fotos y muebles que dejó Gallito, del que les he hecho devotos, ya convencidos, comentando la importancia de preservar estos espacios históricos para memoria taurina y cultural.
Morante dejó ayer en la corrida de la prensa de Madrid una tarde para el recuerdo. Siendo un gran estudioso del toreo antiguo, aplica técnicas del toreo (toro) moderno consiguiendo sorprendernos muchas tardes con algún detalle de cosas que nunca habíamos visto y que probablemente nunca volveremos a ver.
Foto Plaza1
Ya sorprendió un año en Sevilla haciendo el “galleo del bú” que de por sí sólo ya pagaba el coste de todo el abono. También llevó a un toro por tijerillas al caballo y a otro lo recibió con varios cambios de rodillas que eran Gallo puro. Sin ir más lejos, en la Feria de abril de este año recibió a un toro con 8 pases a una mano a cada cual más artístico. Bien, pues todo esto no lo habíamos visto antes hacer en una plaza ni creo que lo volvamos a ver.
Foto Arjona
Como decía, ayer en Las Ventas nos sorprendió al recibir a su primero con unas verónicas cadenciosas y profundas pero esta vez sin apenas rectificar los pies entre una y otra, rematadas con una media primorosa. Esto ya merecía pagar la entrada. Y qué me dicen del quite a cuerpo limpio a su banderillero, vasito de agua en mano sin que se le cayera una gota y con una cadencia que parecía que estaba bailando con el toro. Y es que el toreo de Morante te entra por los ojos y te estremece sin necesidad de ser analizado. Si dicen que el arte es aquello que visto gusta, lo de Morante es El Arte del Toreo.
Cada 16 de mayo mi Tertulia Taurina de Economistas Er78, rinde homenaje de recuerdo al Rey de los toreros depositando un ramo de flores en los únicos restos que quedan en pie de la Plaza de Toros Monumental de Sevilla, una puerta de entrada al recinto, en lo que hoy es la Avenida de Eduardo Dato.
Este año se nos unió el Club Taurino de Sevilla con su presidente Genaro Escudero y varios de sus miembros, y el director de sevillataurina.com con su director Francisco Mateos, por lo que el acto fue más emotivo. Por la tarde los autores de la trilogía de libros sobre la plaza monumental, Carmen del Castillo y los hermanos Fidel y Julio Carrasco, mandaron otro ramo desde Madrid con un «Viva Gallito».
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