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Entre lo puro y el purito

Si yo fuera capaz de escribir medio bien podría contar el toreo de Morante de la Puebla, pero mejor voy a contar algunos detalles porque su toreo es indescriptible. Cada lance o cada pase de este torero parece una cosa completamente nueva para uno. Hay otros toreros a los que les has visto hacer lo mismo tarde tras tarde, que vas a verlo sabiendo lo que van a hacer, y van y lo vuelven a hacer. Lo de Morante parece nuevo en cada lance, como si antes no hubieras visto nada igual.

Llegó ayer a El Puerto a las cinco de la madrugada después de la paliza que le dio el toro en Marbella la noche anterior, y, visiblemente mermado, salió a la plaza dictar una lección de toreo puro. Jugándose la vida en cada lance, se le veía cogido algunas veces, pero allí había toreo de quilates, profundo, armonioso, sentido y pasándose los pitones a milímetros. Esa forma de andarle a los toros, de entrar y salir de las suertes, de improvisar un adorno para salir de un apuro. Ya les digo todo nuevo. A su primer jabonero, bonito y noble, le cortó las dos orejas después de una faena de toreo puro y una gran estocada. Se lo llevó a los medios con cuatro pases primorosos y los cerró al tercio para matarlo con otros cuatro igual de primorosos. A su segundo lo recibió con lances a medio capote pegado a tablas, eso sí que era nuevo, el toro le iba apretando, pero no se alivió hasta que lo derribó, y menos más que no hizo por él. Después otra faena de las suyas con un toro remiso y venido a memos. Estocada trasera, el puntillero levanta al toro, y el señor presidente le niega la oreja tras una petición mayoritaria, entre la bronca del público y el desprecio de Morante.

El toreo de Roca Rey es de lo que has visto ya has muchas veces. Su toreo fundamental es fuera de cacho y rectilíneo, no emociona. Entonces recurre, como ayer en su primero, a los pases de rodillas, por la espalda, en redondo, mirando al tendido, flequillazos provocativos y bernardinas. Mató de una estocada después de sonar un aviso, y como ese espectáculo le gusta el público pues cortó dos orejas. En su segundo, algo más temperamental, hizo el toreo fundamental, pero como el público estaba frio recurrió al arrimón épico. No se entendió con el toro. Pinchazo después del primer aviso y estocada.

El local Daniel Crespo no se ha arredrado al verse dentro del cartel de máximas figuras. Asentado, con gusto, y haciendo las cosas con cabeza. Su primero fue el peor del encierro, pero el sexto fue bravo y encastado y pedía mando. Lo toreó Crespo muy asentado y con un gusto exquisito. Estocada y dos orejas. Por cierto, magnífica en su conjunto la corrida de Cuvillo, de la que se podían cortar las orejas a todos los toros.

El ver juntos a Morante y a Roca después del veto, no veto de Santander tenía su aquel. El cuarto toro derribó al caballo en el primer encuentro, se lo llevaron, pero volvió a entrar a caballo derribado. Después tomo otro puyazo, lo sacaron y sin que lo pusieran volvió al caballo. Eso son tres entradas, cuatro si contamos con la del caballo derribado. Pues bien, Roca le hizo el quite al postrero, y no fue un quite de tres lances para lucirse sin molestar, conté siete u ocho mantazos o telonazos, quitándole las moscas al toro a chocazos contra el capote. Como soy bien pensado no voy a pensar que lo hizo para mermar al toro, sino que es su manera de lucirse.  Morante se lo recriminó en el callejón, indicándole que era la cuarta entrada y que debería haberlo hecho en la segunda, y por lo que leo en El Mundo la respuesta de RR fue “Maestro, fúmate un purito despacito”. Ya sabía que a su toreo le faltaba clase, y ahora veo que como persona todavía le falta más. Aquí hay tema.

@isanchezmejias

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El milagro diario de Morante

El actual toreo de Morante es un milagro. Pero es más milagro que lo haga a diario y aún más que lo hiciera ayer en El Puerto con una levantera de las de aquí. El personal llenó la plaza sabiendo que a pesar de todo el milagro se podía producir, y vaya si se produjo. Cuando Morante salió del burladero para parar a su primer toro, el Levante le puso la capa por encima de la montera, pero le dio igual. Fijo al toro, que se le quedó algo retrasado y le largó una primera verónica, lenta, profunda, ceñida y casi circular con la que ya entramos en éxtasis. Después lo llevó al caballo con unas chicuelinas al paso que fueron una pura delicia para la vista. El colorado del Freixo tenía su genio y dificultades, pero Morante se había olvidado del cuerpo y seguía con el milagro, lo vimos cogido varias veces, en una el toro le rompió por mitad la muleta, “échale agua” le decían, pero debió de echarle agua bendita. Al comienzo le dio un natural inconmensurable y siguió toreando como si fuera una armonía de toro y torero. Peligro y arte que dan como resultado un estado de tensión que acaba uno como en estado de gracia. Hizo la suerte de matar despacio y dejándose ver y enterró la espada hasta la bola. Dos orejas de un público entregado, extasiado, convertido y hasta incrédulo.

Su segundo fue un toro difícil en los primeros tercios, desarmando a los subalternos que no lo pasaron bien. Morante le largó dos puyazos a toro entregado (toda la corrida fue brava en los caballos), y cuando esperábamos que iba a hacer una colombina, se puso a torear como si e toro fuera bueno y acabó haciendo que lo fuera. Otra faena milagrosa que acabó, ya con la espada de matar, con cuatro naturales citando tan de frente que parecía imposible que el toro fuera a la muleta en vez de al cuerpo. El que le susurró a Morante que el toro se podía tragar a esas alturas esos cuatro naturales de frente debió ser el Levante. Si no lo llega a pinchar estamos hablando de otras dos orejas.

La corrida de El Freixo me ha gustado, toros encastados, con su picante y brava en el caballo, aunque algunos con poca fuerza o que se acabaron pronto. El que no me ha gustado ha sido Talavante. Si Morante parece torear para él, Talavante lo hace para la galería. Olvidado lo bien que torea al natural, ahora hace el espectáculo moderno de toreo de rodillas, por el culo, flequillazos, arrucinas, y todo lo que acabe en ina, pases mirando al tendido provocando al personal, pero poco para el recuerdo. Se llevó el lote de la tarde con un segundo bravo y noble al que después de tantas inas le dieron una exagerada vuelta al ruedo. Talavente le cortó dos orejas que comparadas con las de Morante eran de pueblo.

Desgraciadamente Juan Ortega no encuentra el sitio. Se le ve con ganas y queriendo, y de vez en cuando hace el toreo por el que le esperamos. Ayer unas verónicas prodigiosas y un comienzo de faena a su segundo por bajo de los que se acuerda uno. Pero la cosa se fue diluyendo como un azucarillo de los antiguos. Eso sí recetó dos estoconazos de los que se acordará cuando pìnche a uno de triunfo.

Ayer con la levantera y Morante lleno, antier con Roca Rey ni tres cuartos. El sábado próximo con Morante y Roca Rey juntos después de lo del veto, no veto, pero que no toree, ya no hay billetes. Esperamos otro milagro … seguro

@isanchezmejias