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Apuntes de oído de la Feria de Valencia

He seguido la Feria de Valencia desde la lejanía, por lo que he visto en videos y por las crónicas que he leído parece que ha resultado entretenida e interesante, cortándose muchas orejas. En primer lugar comentar que la asistencia de público no se ha resentido por la crisis, tenemos que felicitarnos todos. 

Leo que Rubén Pinar ha triunfado de forma incontestable y dicen que va para torero grande. Habrá que esperarlo. 

Detalle torero de José Tomás brindando un toro a Paco Camino después de la polémica de las medallas devueltas y, a continuación, le corta orejas a sus dos toros. Así hay que firmar los gestos fuera del ruedo, con dos orejas después. Cayetano no quiso ser menos y brindó a su hermano. Después toreó de rodillas y a contra estilo, pero muy decidido, cortando una oreja. 

Cuentan que El Juli también ha estado muy bien, pero esto no es novedad, ya hizo una temporada muy regular el año pasado, pudiéndole a casi todos los toros. También triunfó El Fandi con sus banderillas. 

Me preguntaba nuestro comentarista «R.Gómez», sobre qué pensaba de Julio Aparicio, que si era recuperable, después de su faena en Valencia. Creo que la respuesta sólo la tiene él. Que es un torero distinto todos lo sabemos, y es evidente que su toreo gusta y cala, pero su “ánimo”, como decía nuestro comentarista «Calesero», también lo conocemos. Es una buena noticia que haya empezado bien la temporada, sobre todo para su “ánimo”. 

Los heridos Álvaro Montes y Antonio Hernández, mejoran. Este último hasta ya deambula por el hospital, con la tremenda cornada que llevaba. Es una noticia de la que nos alegramos. 

Dejo para el final a Enrique Ponce que por lo que cuentan ha estado cumbre. Este torero es para quitarse el sombrero. No sé los años que lleva en figura, ni sé cuantas puertas grandes lleva en Valencia. Tiene una técnica envidiable, que hace fácil lo difícil. Es verdad que no arrebata y que muchas veces no emociona, pero, de vez en cuando, hace faenas inmensas. No olvidemos que es el torero actual que más cerca ha estado de cortar un rabo en Sevilla. ¡Vamos! que si mata aquel toro le damos el rabo.

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La otra cara del Toro

Los Toros tienen muchos matices y muchas caras. Una es la de las cornadas y las cogidas. Los toreros dicen que es parte de la profesión, que saben que están expuestos a ellas y no les dan más importancia. “Gajes del oficio”. 

Cuando hay una cornada grande como esta del novillero Antonio Hernández en Fallas, cuya foto es estremecedora, se reflexiona acerca de la Verdad en el mundo del toro. Igual que en la pasada temporada, con el percance del subalterno Adrián Gómez, que pasó en un instante a ver truncada su carrera y a cambiar su vida de forma radical. 

Al hilo de esta reflexión, traigo aquí unas líneas que se escuchan en el documental “Ignacio Sánchez Mejías. Más allá del Toreo” del que he hablado en un comentario anterior (y del que ayer asistí a otra presentación en el Ateneo de Sevilla), donde Federico García Lorca presenta al torero en 1930 cuando este pronunció, en la Universidad de Columbia en New York, una conferencia sobre mundo del toro. Decía García Lorca algo así como que “La única cosa seria que queda es el Toreo. Único espectáculo vivo del mundo antiguo donde se encuentran todas las esencias clásicas de los pueblos con más raza del mundo”. Ya que hablamos de Ignacio Sánchez Mejías, recuerdo que entre lo que cuentan, él decía que no le tenía ningún miedo al toro, que se sentaría en su testuz nada más salir de chiqueros. 

Hemos visto muchos gestos de toreros que demuestran lo asumido que tienen caer heridos. No tenemos que recordar a Perera en Madrid o a José Tomás, que en El Puerto de Santa María, con una cornada en la axila derecha desde el primer toro, mató tres sin un solo gesto de dolor, y nos tuvimos que enterar de la cornada al día siguiente leyendo la crónica. También hemos vivido tragedias en las plazas como la del hermano de Paco Camino en Barcelona en mis años jóvenes, o las más recientes de Montoliú o Soto Vargas, aun en nuestras retinas y en nuestro corazón. 

Lo que más me llamó la atención de la foto de la cornada de Antonio Hernández que ilustra este comentario, es que mientras se le va yendo la vida a chorros, literalmente, el torero parece que es el único que mantiene una expresión en su rostro de normalidad, mientras los demás están desencajados. Y es que con ese cornalón aún pretendía seguir toreando. 

Me ha recordado la cita aquella que dice que si tú eres de los que mantiene la calma cuando todo el mundo a tu alrededor grita y gesticula histéricamente, es que no has entendido la gravedad del problema. Los toreros mantienen la calma en esas circunstancias sabiendo la gravedad del problema.