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García Lorca, toreando las estrellas

El Capítulo de Granada de la Fundación del Toro de Lidia me pidió una colaboración para el homenaje que estaban preparando en memoria de Federico García Lorca, y me salió esto:

Hace algunos años se pusieron en contacto conmigo desde Radio Televisión Española porque querían hacer un documental sobre la relación de García Lorca con el mundo del toro. Les contesté que la relación de García Lorca y el toro era Ignacio Sánchez Mejías. Así lo entendieron y montaron el documental “García Lorca, toreando las estrellas”, que pueden ustedes disfrutar en las plataformas de RTVA a la carta, y si ponen ustedes el título en cualquier buscador les saldrá el enlace directamente.

El documental se montó a sobre un tentadero y alguna escena de campo pero, sobre todo, de entrevistas que versaban más sobre Ignacio y sobre el toreo que sobre García Lorca, y todos leíamos una parte del Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías de Federico.

Por lo que hemos leído, a García Lorca le fascinaban los toros como espectáculo, el colorido, la música, la puesta en escena y el público. Sus actores les parecían héroes que se enfrentaban a la muerte a cara descubierta y sin apenas ayuda. Pero tenemos que reconocer que Federico, a pesar de su estrecha relación con Ignacio, nunca llegó a aficionarse a la fiesta como lo hicieron otros poetas de la Generación del 27, como Bergamín o Alberti, a quien Sánchez Mejías obligó a hacer el paseíllo como su subalterno en la Plaza de toros de Pontevedra.

Sin embargo el interés de García Lorca por el toro fue tal que siendo profesor de la Universidad de Columbia en Nueva York en 1929, llevó a Ignacio a dar una conferencia sobre tauromaquia a sus alumnos americanos. Se pueden imaginar ustedes, en 1929, con los medios de comunicación de entonces, qué podría saber un universitario americano sobre tauromaquia. Si están ustedes interesados en esta conferencia hay varios libros sobre ella, uno editado por la Universidad de Sevilla. Cuentan que Ignacio accedió a darla en agradecimiento por el libreto que García Lorca estaba haciendo para el espectáculo “Las Calles de Cádiz” que el torero montaba para la artista “La Argentinita”.

De la pasión, que no afición, de García Lorca por el mundo del toro ha quedado constancia en muchos de sus escritos, pero destaco dos frases que los aficionados ponemos de ejemplo de la hermandad entre la Cultura y el Toro. “El toreo es, probablemente, la riqueza poética y vital mayor de España”. “Creo que la fiesta de los toros es la más culta que hay hoy en el mundo”.

El Capítulo de Granada de la Fundación del Toro de Lidia editó un cuaderno con todas las colaboraciones

@isanchezmejias

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La otra cara del Toro

Los Toros tienen muchos matices y muchas caras. Una es la de las cornadas y las cogidas. Los toreros dicen que es parte de la profesión, que saben que están expuestos a ellas y no les dan más importancia. “Gajes del oficio”. 

Cuando hay una cornada grande como esta del novillero Antonio Hernández en Fallas, cuya foto es estremecedora, se reflexiona acerca de la Verdad en el mundo del toro. Igual que en la pasada temporada, con el percance del subalterno Adrián Gómez, que pasó en un instante a ver truncada su carrera y a cambiar su vida de forma radical. 

Al hilo de esta reflexión, traigo aquí unas líneas que se escuchan en el documental “Ignacio Sánchez Mejías. Más allá del Toreo” del que he hablado en un comentario anterior (y del que ayer asistí a otra presentación en el Ateneo de Sevilla), donde Federico García Lorca presenta al torero en 1930 cuando este pronunció, en la Universidad de Columbia en New York, una conferencia sobre mundo del toro. Decía García Lorca algo así como que “La única cosa seria que queda es el Toreo. Único espectáculo vivo del mundo antiguo donde se encuentran todas las esencias clásicas de los pueblos con más raza del mundo”. Ya que hablamos de Ignacio Sánchez Mejías, recuerdo que entre lo que cuentan, él decía que no le tenía ningún miedo al toro, que se sentaría en su testuz nada más salir de chiqueros. 

Hemos visto muchos gestos de toreros que demuestran lo asumido que tienen caer heridos. No tenemos que recordar a Perera en Madrid o a José Tomás, que en El Puerto de Santa María, con una cornada en la axila derecha desde el primer toro, mató tres sin un solo gesto de dolor, y nos tuvimos que enterar de la cornada al día siguiente leyendo la crónica. También hemos vivido tragedias en las plazas como la del hermano de Paco Camino en Barcelona en mis años jóvenes, o las más recientes de Montoliú o Soto Vargas, aun en nuestras retinas y en nuestro corazón. 

Lo que más me llamó la atención de la foto de la cornada de Antonio Hernández que ilustra este comentario, es que mientras se le va yendo la vida a chorros, literalmente, el torero parece que es el único que mantiene una expresión en su rostro de normalidad, mientras los demás están desencajados. Y es que con ese cornalón aún pretendía seguir toreando. 

Me ha recordado la cita aquella que dice que si tú eres de los que mantiene la calma cuando todo el mundo a tu alrededor grita y gesticula histéricamente, es que no has entendido la gravedad del problema. Los toreros mantienen la calma en esas circunstancias sabiendo la gravedad del problema.