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Sin Toros no hay Paraíso

Los toros del Marqués de Domecq han hecho fracasar la corrida goyesca de El Puerto. Toros sin motor ni fuerza que aguantaban un par de pases y pare usted de contar. Me pregunto que pinta esto de la goyesca, que siempre se dan en acontecimientos como aniversarios o efemérides, o por tradición como en Ronda, que ahora parece que todo el mundo quiere imitar, pero allí estaban los toreros, bien vestidos, con sus subalternos, los areneros, los mulilleros y todo el personal ataviado de época.

Lo mejor de la tarde ha sido la cariñosa ovación con que el público ha demostrado a Morante que le reconocía el detalle de volver a esta plaza pocos días después de ser herido de gravedad. Morante, con un precioso terno rojo y dorado, correspondió con torería. Ha estado toda la tarde queriendo y con los pies muy asentados en la arena, y ha manejado el capote con primor, pero sin toros no hay paraíso, y todo se ha quedado en un quiero y no puedo. Le hemos visto a este torero esta semana las corridas televisadas de Málaga y Antequera y hemos podido ver que la cornada de El Puerto no le ha quitado sitio y que sigue viendo las cosas claras y haciéndolas muy despacio.

El Cid, también muy bien vestido de blanco y negro, ha hecho bien las cosas, ligando sobre todo la primera faena, pero con un toro que trasmitía muy poco. Castella, que está haciendo una campaña muy buena, ha cortado una orejita a su primero a base de porfiarle y pelearse con él, su segundo fue el único que presentó peligro.

Todos esperábamos más de este cartel que había levantado mucha expectación hasta el punto de presentar la plaza la mejor entrada del verano, pero tendremos que esperar a que haya toros.

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Pésima corrida de Martelilla en El Puerto

El levante y el calor se han instalado unos días en El Puerto y es difícil arrancar con este tiempo para la plaza de toros, cuando lo que apetece es estar en el agua, y tuve que ser literalmente arrastrado a los toros por mi vecino de abono de Sevilla, D. Guillermo Sierra. El cartel tampoco es que tuviera mucho atractivo, toros de Martelilla (Marqués de Domecq) para Salvador Vega, Jesuli de Torrecera y Alejandro Morilla. Diestros en busca de oportunidades y los toros del domingo no se las ofrecieron. 

Es cierto que la terna está falta de contratos, baste indicar que entre los dos últimos sumaban un solo festejo este año, el de Morilla en esta misma plaza, pero que es que los toros rajados y sin motor, cuando no peligrosos, ayudaron muy poco. A Morilla, que posiblemente pechó con el peor lote, le dieron la oreja de su primero, supongo que por pura tradición, ya que este hombre siempre sale premiado de El Puerto. Es cierto que estuvo valiente y queriendo con un toro peligroso, pero dar una oreja después de pinchar y dejar una estocada muy caída y trasera sólo puede entenderse, como digo, por tradición, pero estando la impresentable presidente en el palco, todo es posible. 

El tercer subalterno de Morilla, mejor no mencionar el nombre, dio el mitin en banderillas. Yo creo que este hombre no ha puesto un par en su vida, pasaba en falso y ya estaba el primero citando para su segundo par, como si supieran de antemano que ese no lo ponía, y así en los dos toros. Debe ser un excelente puntillero para que lo lleven con esos antecedentes. 

Lo más entreteniendo de la tarde corrió a cargo de El Bimbo, popular, eterno y añoso novillero local, que lucía, de espectador, una camisa carmesí de mangas largas digna de un traje de torero y del que estábamos lo suficientemente cerca para oír sus ocurrentes comentarios. Este novillero protagonizó un reciente documental en televisión, y cuando le preguntaron que cuándo lo había pasado peor en una plaza de toros, contestó el hombre sinceramente y dijo: que cuando un novillo le había quitado el peluquín en un revolcón. Corto de estatura, comentaba el domingo, que cuando le llegue su hora, ha dejado dicho que pueden quitar las fichas del dominó de la cajita y meterlo a él, que cabe.