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Pésima corrida de Martelilla en El Puerto

El levante y el calor se han instalado unos días en El Puerto y es difícil arrancar con este tiempo para la plaza de toros, cuando lo que apetece es estar en el agua, y tuve que ser literalmente arrastrado a los toros por mi vecino de abono de Sevilla, D. Guillermo Sierra. El cartel tampoco es que tuviera mucho atractivo, toros de Martelilla (Marqués de Domecq) para Salvador Vega, Jesuli de Torrecera y Alejandro Morilla. Diestros en busca de oportunidades y los toros del domingo no se las ofrecieron. 

Es cierto que la terna está falta de contratos, baste indicar que entre los dos últimos sumaban un solo festejo este año, el de Morilla en esta misma plaza, pero que es que los toros rajados y sin motor, cuando no peligrosos, ayudaron muy poco. A Morilla, que posiblemente pechó con el peor lote, le dieron la oreja de su primero, supongo que por pura tradición, ya que este hombre siempre sale premiado de El Puerto. Es cierto que estuvo valiente y queriendo con un toro peligroso, pero dar una oreja después de pinchar y dejar una estocada muy caída y trasera sólo puede entenderse, como digo, por tradición, pero estando la impresentable presidente en el palco, todo es posible. 

El tercer subalterno de Morilla, mejor no mencionar el nombre, dio el mitin en banderillas. Yo creo que este hombre no ha puesto un par en su vida, pasaba en falso y ya estaba el primero citando para su segundo par, como si supieran de antemano que ese no lo ponía, y así en los dos toros. Debe ser un excelente puntillero para que lo lleven con esos antecedentes. 

Lo más entreteniendo de la tarde corrió a cargo de El Bimbo, popular, eterno y añoso novillero local, que lucía, de espectador, una camisa carmesí de mangas largas digna de un traje de torero y del que estábamos lo suficientemente cerca para oír sus ocurrentes comentarios. Este novillero protagonizó un reciente documental en televisión, y cuando le preguntaron que cuándo lo había pasado peor en una plaza de toros, contestó el hombre sinceramente y dijo: que cuando un novillo le había quitado el peluquín en un revolcón. Corto de estatura, comentaba el domingo, que cuando le llegue su hora, ha dejado dicho que pueden quitar las fichas del dominó de la cajita y meterlo a él, que cabe.

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Abono Sevilla 2008

Deserciones

Una de las medidas que tengo de la expectación que levanta la corrida es el número de vecinos titulares de abono que regalan la entrada del día a familiares, amigos o acreedores y no vienen a los toros. El sábado, de la docena larga de ellos que tengo controlados, han desertado más de la mitad, y eso que era sábado. No quiero pensar lo que será hoy lunes. Mis vecinos de abono son gente sensata, nos conocemos de muchos años viendo toros en Sevilla juntos y todos sabemos de nuestros gustos y de nuestras debilidades, y nos respetamos, aunque los gustos de alguno no lo merezcan. Las polémicas no suelen pasar de puntos de vistas dispares. Ninguno somos profesionales del toro por lo que oigo en mi tendido son las opiniones de aficionados sin más información de lo que ven en el ruedo, ni más aspiración que pasar un buen rato, mejor si es emocionante y que se recuerde por algún tiempo.

Oigo que el Fundi ha estado en lo esperado: profesional y seguro, aunque algo embarullado con su segundo. Que Jesuli ha estado en lo esperado: acelerado, y desperdiciando su segundo toro, el único que decía algo, y que Bolívar ha estado. Oigo que Sevilla es muy novelera al darle una oreja al Fundi solo por la estocada. Oigo que el estoconazo es soberbio, pero después vino el momento de emotividad. Toro que lo sigue y lo levanta ensartado de la taleguilla. Afortunadamente no hace presa, queda ahí la cosa y toro rueda sin puntilla. Algunos sacan el pañuelo, otros lo siguen, viene el abucheo al presidente y la oreja. Es el momento emotivo. Ya tenemos algo que contar. Ciertamente hubo un precedente con una estocada de Joselito, allá por los principios de los 90. Pero el toro era otro toro y la estocada otra estocada. Recuerdo el encampanado toro de Don Álvaro Domeq, con dos pitones abiertos y astifinos, como entonces lucían los toros de Don Álvaro, esperando y cómo el torero salió limpio por el costillar después de dejar la espada en todo lo alto. Esa estocada tuvo arte. No seré yo quien niegue ni el merito ni la oreja al Fundi, pero ya digo: momentos emotivos.

Oigo que es probable que hayamos visto ya la estocada de la feria y el quite oportuno, efectuado por un peón a un compañero apurado, pues en lo que sí se han puesto de acuerdo los toros ha sido en perseguir a quien los banderilleaba hasta las tablas.

Pero el problema es que, además de oír todo esto, ha habido tiempo para hablar de otras cosas ajenas al Toro. Y eso no es bueno, al menos para la Fiesta.