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El drama de las ganaderías

Una vez cerrada la temporada y realizadas (que no pagadas) las liquidaciones, muchas ganaderías se han planteado su futuro. Si quitamos las 12/15 ganaderías que piden las figuras y las 2/3 que piden los públicos (los aficionados pediríamos bastantes más), los restantes hierros han visto que la situación actual es una ruina y que las perspectivas no son en absoluto halagüeñas. Ante el exceso de ganado, los precios se han reducido (la ley de la oferta y la demanda), pero no así los costes.

El ganado bravo es el que más costes fijos soporta y más capital invertido tiene que retener de toda la estructura taurina. La subida desmesurada del pienso (que hay que pagar a tocateja) y la última sequía han sido las gotas que ha colmado el vaso de la paciencia y los dineros de muchas ganaderías. Esto ha afectado sobremanera a aquellas de encastes minoritarios y menos conocidas, que venían lidiando las novilladas que ahora los pueblos no dan. Pero también de otras de renombre que han decidido reducir drásticamente el número de reses, cuando no mandarlas directamente al matadero.

Esto que podría pensarse que es una “limpieza de corrales” de la “burbuja taurina” de los últimos años (recuérdese que se dan la mitad de festejos que en 2007), es un verdadero drama para la Fiesta, que está perdiendo variedad de encastes y ganaderías históricas, con lo que se va empobreciendo el diferente comportamiento de cada animal y adocenando el Toreo hacía ese toreo moderno tan falto de emoción que está echando a los aficionados de los ruedos.

El otoño es así de triste.

@isanchezmejias

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5 respuestas a «El drama de las ganaderías»

Recuerdo que ya comente en otra ocasión en este blog que el campo bravo necesita una reconversión urgente. En los años de bonanza aparecieron ganaderías por doquier y muchas se fueron a un tamaño desmesurado. En este producto, más que en ninguno, la cantidad y la calidad están reñidas. Se hace necesario adelgazar negocio ganadero.

Querría ahora, no obstante, hacer otra reflexión. El drama que viven los ganaderos es el drama que viven otros muchos empresarios. Pero hay otro drama: el del patrimonio zoológico que se pierde año tras año en el campo Español. La perdida de encastes es la pérdida paulatina de, no me cabe duda, la mayor aportación a la diversidad zoológica que ha dado España al mundo. Un Pablo Romero (por poner solo uno de los muchos ejemplos) es un animal único e irrepetible, tan único e irrepetible como un águila imperial o un lince ibérico y su perdida será un drama para el patrimonio natural de la humanidad.

Tiene Ud. más razón que un santo señor Oscar, pero en relidad la pérdida de razas ganaderas producto de la selección humana es una pérdida irreparable para el patrimonio etnológico español, y particularmente andaluz. Claro que aquí lo de la identidad solo le preocupa a los fanáticos nazionalanimalista mientras que los que supuestamente amamos al toro bravo y la fiesta (¿nacional? ¿federal? ¿autonónima? ¿cada vez más francesa?) claudicamos ante los empresarios, apoderados y matadores que solo nos echan borregadas, para que alucinemos con los figurines del escalafón.

Hoy, aunque nos digan lo contrario, nadie podrá igualar ya las gestas de Joselito, Belmonte, Pepe Luis, Manolete y otras figuras de verdad, porque esos lo lidiaban, toraban y mataban todo y los de hoy solo una sangre. Son como Messi, que aunque digan que es el mejor judador de todos los tiempos, nunca podrá repetir las gestas de Pelé.

Acepto la correción del Sr. Remellao, patrimonio etnológico diremos. Creo no obstante que en esencia entendemos todos a lo que me refería.

En cuanto a sus interrogantes, querría despejarla: A mi lo de fiesta nacional no me gusta, y no porque tenga ninguno de los complejos que tantos españoles tienen hacia sus propios símbolos, sino porque creo que el rito taurino transciende lo nacional.

Si nos atenemos a su distribución geográfica veremos que se trata de una manifestación cultural internacional (España, Francia, Portugal, Ecuador, Colombia, etc). Si nos atemos a los valores que transmite, yo diría que es una fiesta universal, porque en pocos ritos se concentran tantos valores universalmente aceptados (solidaridad, valor, sacrificio, ecología, etc) como en este.

Yo diría pues que es la «Fiesta Universal»

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