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Abono Sevilla 2008

Casta, tenacidad y temple

Dicen por aquí que Vitorino tiene tres tipos de corridas: las de 1.000 unidades monetarias (permítanme la licencia de economista docente), las de 1.500 y las de 2.000. Hoy hemos visto tres toros de 1.000, con poca fuerza y tres de 2.000, bravos, con recorrido y transmisión. La suerte es que se han sorteado con justeza y cada torero ha podido disfrutar de uno de los caros. Casta la de Liria. Hoy se despedía de Sevilla y nos acordaremos del día durante algún tiempo. Se fue a «porta gayola», el toro pareció perder las manos, se le vino derecho, no le pudo dar salida y lo cogió de lleno. Se levantó con la taleguilla rota y le dio varios pases entre óles y hasta sonó la música.

El toro repetía con calidad y Liria hizo una faena en su estilo, pero en sus postrimerías el vitorino volvió a echarle mano, lo derribó y no soltó presa, no hacía caso de capotes al quite y lo volvió a levantar como a un pelele. Pensamos que lo había calado, porque estos toros cuando prenden así, son certeros, hasta un peón se tiró a agarrarle los cuernos en un desesperado intento de que soltase la presa. Hubo suerte y no lo caló. El torero en un último gesto de hombría se fue a matar lo a los medios y le recetó una estocada que debía tener algún defecto porque el toro tardó en caer, muerte de toro bravo. Y después la polémica, una oreja a ley y se le pide insistentemente la segunda que la presidenta, a pesar de tener a unos de los mejores asesores artísticos que pueda haber: Curro Puya, que me pareció que decía que se la diera, tomó su decisión y no se la dio. Es la que manda y tenemos que aceptarlo. Bronca del respetable. Yo comprendo las dos posturas, la faena no fue técnicamente de dos orejas, ni la estocada, pero el hombre se jugó la vida sin cuento y se despedía, no hubiera estado mal que se llevase ese buen recuerdo.

Tenacidad de Antonio Ferrera. En su segundo, aunque en su estilo, cuajó una faena muy mandona a un bravo toro de Vitorino que repetía, trasmitía e iba muy largo. Ahora, de ahí a darle la vuelta al ruedo al toro, después de una minoritaria petición, va un trecho que el toro no cumplió. Otra bronca a la presidenta.

Temple el del Cid. Este hombre tiene una mano izquierda que es un prodigio. Dio en su primero unos naturales templados, largos y limpios, como si estuviera en su casa toreando de salón. Estábamos tan embelesados que hasta el feo y pobre vestido de torear que llevaba parecía bonito. Lo grande que es el Toreo.

Corrida con polémica, como le gusta al ganadero, que se hizo notar sentado en el balconcillo de la Capitanía General. Al finalizar el festejo la presidenta tuvo el detalle de espera y aguantar estoicamente la bronca final. La polémica alimenta la Fiesta, bienvenida sea.

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