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Fortunas y Gafes

El mundo del toro está lleno de símbolos. Los toreros llevan colgados del cuello medallas, crucifijos y otros símbolos religiosos y, algunos, hasta profanos como el Árbol de la vida que se ilustra al final de este comentario. Viajan con su inseparable “capilla” y realizan rituales una y otra vez antes de torear.

Árbol de la vida

No es extraño. El toreo, como he dicho otras veces, es la única actividad en la que el protagonista pone la vida en juego consciente de que puede perderla. Es cierto que hay otras actividades de riesgo, como el automovilismo, el motociclismo o el alpinismo, por poner algunos ejemplos, pero en estas actividades se busca la seguridad del protagonista. La tecnología pone a su disposición habitáculos indeformables, monos con protector de la columna, arneses, cascos, oxigeno, trajes ignífugos, etc. Incluso en la guerra, actividad en donde muere más gente, hay medidas de seguridad para los contendientes, con chalecos antibalas, cascos, vehículos blindados, escudos antimisiles, etc. En el Toreo, todo lo contrario. Cualquier sospecha que pueda primar la seguridad del torero sería un fraude, si no, hace ya tiempo que habríamos visto las taleguillas impenetrables y las camisolas protectoras de la cavidad torácica.

El torero sale a jugarse la vida cada tarde, de ahí la autenticidad de la Fiesta, y por eso tantas supersticiones y manías porque, a falta de argumentos razonables, en algo habrá que fiar la seguridad y la suerte.

Pero el Toreo, que es capaz de amparar cualquier ritual por raro que sea, mantiene pocos gafes oficiales (no vamos ni a mentar las personas con fama de eso que trae muy mala suerte). Solo el color amarillo se acepta por la generalidad como desaconsejable. Sin embargo, en la Fiesta hay amarillos en los oros de los trajes de luces, de los capotes y del albero y nadie dice nada. Solo cuando Jesulín de Ubrique salía con su terno “amarillo pollito”, al abrirse la puerta de cuadrillas se escuchaba el run run del gentío que murmuraba: “de amarillo”.

Por el contrario también hay toreros con fama de afortunados, de los que dicen que se llevan siempre el mejor lote en el sorteo, o que no lo cogen los toros, o que por mucho que le tropiecen los toros, no lo hieren. No sé si estas cosas estarán más cerca de la habilidad o de la fortuna.

Hace un par de entradas comentaba en este blog acerca del cartel del año pasado con el “torito ensartao” sobre fondo amarillo, y, además de las críticas directas que recibí de sus enemigos, he visto publicado artículos sobre el gafe que ha traído este cartel. Pero no hay que olvidar que con este cartel no hubo ni un solo herido por asta de toro en toda la Feria, y eso que hubo cogidas espeluznantes, como la de Pepín Liria, y por eso sigo diciendo que el “torito ensartao” sobre fondo amarillo no fue, afortunadamente, gafe para los toreros que son los que de verdad se la juegan.