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Presentación del libro sobre la Monumental de Sevilla

El 6 de junio de 2018, conmemorando el centenario de la inauguración de la Plaza de Toros Monumental de Sevilla, tuvo lugar en el Excmo. Ateneo de Sevilla, el acto de la presentación del libro que sobre la plaza han escrito los miembros de un estudio de arquitectos de Madrid, Fidel y Julio Carrasco y Carmen del Castillo.

Los salones del Ateneo estaban llenos hasta la bandera un rato antes de comenzar la presentación. Con aficionados y gallistas de reconocida militancia, autoridades que tuvieron a bien acompañarnos y una casi total representación de la prensa local, además de nuestra presidenta Anabel Moreno y de otros aficionados desplazados de diversas provincias, como Aurelio López, coordinador de la sección de Málaga de la Fundación del Toro de Lidia, y el arquitecto y gallista José Morente, autor del blog larazónincorporea.es. Abrió el acto D. Alfonso Máximo Pérez Calero, que hizo una presentación de la mesa y del libro.

A continuación, tomó servidor la palabra agradeciendo al Ateneo el habernos acogido. Hablé de Gallito y de la Monumental. De Gallito dije que fue el verdadero revolucionario de la fiesta, el Rey de los Toreros, reconocido así en vida por sus contemporáneos que decían que no se movía nada en la Fiesta, no ya sin que lo supiera Gallito, sino posiblemente sin que lo hubiera autorizado o incluso ordenado. Lo que pasa es que murió muy joven, y la historia posterior la han escrito los belmontistas, ocultando la verdadera dimensión de padre de la tauromaquia moderna a Joselito “El Gallo”.

En el torero fue un revolucionario dentro del ruedo y fuera de él. Dentro fue el primer lidiador total, el que hizo todas las suertes a todos los toros. El primero que, siguiendo la estela de “Lagartijo” y, sobre todo, de “Gerrita”, empezó a torear asiduamente en redondo con pases ligados, de lo que luego siguió la estela “Chicuelo” y ya “perfeccionó Manolete, hasta el toreo de nuestros días. Intuyó que el toreo tenía que pasar de una lucha del hombre contra un toro fiero, en medio de caballos destripados, a un espectáculo más armónico, incluso artístico, y para eso se necesitaba otro tipo de toro. Fue el primero que entró de verdad en los tentaderos a “aconsejar” a los ganaderos las líneas genéticas para intentar modelar el toro que él y Juan necesitaban para dar el espectáculo que empezaban a pedir los públicos. En la Edad de Oro del toreo se produjo la mayor revolución genética de todos los tiempos en España, diseñando las líneas y encastes que conocemos hoy día. También aportó otras figuras como la del veedor, hasta entonces inexistente, les dio más categoría a los apoderados, hasta entonces meros secretarios o, como mucho administradores, aportó también la organización racional de las temporadas a base de kilométricos de tren, para poder torear más de 100 festejos por temporada, y también aportó la figura del partidario, los que compartió con Juan, eternamente enfrentados.

Pero no contento con todo esto, con menos de 20 años quiso cambiar las estructuras económicas de la Fiesta con la construcción de plazas monumentales. La idea principal era abaratar las entradas sin perder honorarios los toreros, construyendo, en aquellas localidades que lo soportaran recintos de más de 20.000 localidades. La primera en la que pensó fue en Sevilla, ideando plaza con más de 23.000 localidades. Pero en Sevilla existía una plaza con gran tradición, la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, con la que iba a entrar en clara competencia, y, consecuentemente, ni su nacimiento ni su convivencia fueron pacíficos.

No se nos debe olvidar que el libro lo han hecho unos técnicos en construcción especializados en estructuras. No les cuadraba lo que conocían de la Monumental de Sevilla, unos de las primeras edificaciones en hormigón armado de España y se pudieron a investigar. Después de varios años, consiguieron que les publicaran en revistas técnicas de su profesión tres artículos científicos de la Plaza, donde demostraban la fiabilidad de su construcción. Saben ustedes que para que se produzca una publicación de este tipo, son necesarios revisores externos que la verifiquen, y que el estudio aporte algo a la profesión. Dado el inmenso material que habían reunido durante tantos años, y la nueva devoción que ya procesaban a Gallito, aprovecharon para escribir el libro y que no se perdieran tantísimas horas de trabajo. Por tanto, el libro viene avalado por estudios científicos contrastados y su conclusión es que la plaza estaba bien hecha.

La Monumental convivió dos temporadas y media con la Maestranza. En la primera Feria de Abril en competencia, la de 1919, se dieron corridas en las dos plazas coincidiendo varios días. José en la Monumental y Juan en la Maestranza. El libro recoge cómo la prensa, convertida en partidarios, se puso del lado del uno y del otro, sobre todo del otro, sin ningún tapujo. Pero la consecuencia fue que la Maestranza tuvo que bajar sustancialmente sus precios hasta igualarlos con la Monumental. Curiosamente, al año siguiente 1920, el mismo empresario de la Maestranza tomó la explotación de la Monumental. Sin competencia se dieron festejos en ambos cosos para ya sin coincidir en los días. El primer año que la Maestranza operó sin competencia en 1921, subió las entradas más del 25%.

La versión oficial siempre habló de una plaza mal construida, que cuando murió Gallito ya no tenía sentido, que se cerró y que se fue destruyendo sola manifestando su mala construcción. La memoria que tenemos los sevillanos, los pocos sevillanos que sabemos que existió una plaza de toros monumental, era la de viejas fotos de una plaza en ruinas que hubo finalmente que demoler y de un azulejo en lo que creíamos una de sus puertas, que en el libro se ve que es una puerta de entrada al recinto, no de la plaza propiamente dicha. Pero la realidad es bien distinta. La plaza estaba bien construida, pero muerto Gallito, a principios de 1921 una comisión de tres personas, en la que una era un médico, dictaminó que la plaza no era apta para espectáculos públicos. La Comisión de festejos hizo suyo el dictamen, y el Gobernador Civil cerró la plaza. De nada sirvieron las peticiones del promotor y del arquitecto solicitando nuevos estudios técnicos y pruebas de carga. Ya sin José que la defendiera, la decisión fue inapelable. Las garantías jurídicas de la época las desconocemos, pero esos tiempos eran convulsos en España, baste decir que 1910 a 1920 hubo 15 gobiernos, de los que creo que ocho lo fueron en los últimos 4 años. También desconocemos, aunque sospechamos, si hubo otro tipo de presiones.

Lo cierto es que el proceso de demolición empezó en 1930, y todas esas fotos que teníamos en la memoria de una plaza en ruina, no eran tales, eran, como se demuestra en el libro del propio proceso de demolición. Hasta en eso se demuestra que la plaza estaba bien hecha, porque los responsables tiraron las andanadas sobre los tendidos esperando que estos también se derrumbaran, pero se ven fotos de los soberbios tendidos soportando estoicamente en pie, todos los escombros de las andanadas, demostrando la dignidad del proyecto.

Tomó la palabra Manuel Grosso que hizo una clarividente exposición sobre la situación social de entonces, la lucha de clases, el avance del proletariado, el estatus social que daba la Maestranza, y otras situaciones, que hacían muy difícil la convivencia de ambas plazas. Al final ganaron, comentó. También habló de los problemas de José incluso muerto, no dejando oficiar los funerales en la Catedral, saliendo al paso su Hermandad de la Macarena, con un túmulo tan grandioso que no se ha vuelto a repetir. Concluyó diciendo que, con la muerte de José, empezó verdaderamente el siglo XX en España. Una brillante exposición.

Fidel Carrasco, uno de los autores, comentó los avatares de la génesis y la confección del libro, y agradeció la oportunidad de presentarlo en el Ateneo de Sevilla, algo que nunca hubieron pensado cuando empezaron esta aventura. También nos habló del proceso por el que los autores se habían descubierto la figura de Gallito, del que ya se consideraban partidarios.

Finalmente, Morante de la Puebla, hizo una faena de las suyas, en corto, por derecho y de pensamientos profundos. Nos hizo reflexionar sobre los grandes espacios de las monumentales, hablando de que el toreo clásico necesita más espacio y del toreo barroco, que necesita más cercanía. Concluyendo que en el toreo de hoy se han reducido los espacios y que para percibir los detalles, él prefiere plazas más pequeñas. Es de destacar la presencia del matador, al que solo le movía su admiración por Joselito “El Gallo” y el ampliar sus conocimientos sobre él. Espero que le haya merecido la pena.

Presentación del libro a Morante, en su casa, sobre la mesa del escritorio que fue de Gallito

El acto estuvo perfectamente organizado por el Ateneo, y todos nos llevamos un gran recuerdo.

Sólo me queda recomendarles la lectura del libro para que saquen ustedes sus propias conclusiones.

PD El día 8 de junio presentamos el libro en la plaza de Toros de Las Ventas, en la sala Antonio Bienvenida. La sala se llenó, y a juzgar por las preguntas de los asistente y las charlas posteriores, debió ser un éxito. Se acercaron varios periodistas, entre ellos, Paco Aguado, que sigue preparando la ampliación y actualización de su libro “Joselito El Gallo, el Rey de los Toreros”, que nos comentó que estaba esperando este libro con gran interés para la actualización del suyo, Antonio Lorca, Paco March y Gonzalo Bienvenida.

Presentación del libro en la Plaza de Toros de Las Ventas

Les dejo enlazada la página web del libro

En la sección de esta página «Medios, conferencias y presentaciones» disponen de los vídeos de la presentación en el Ateneo y en Las ventas

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