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Plazas de Toros de la Sierra de Aracena III

Hace como 15 años escribí en este blog una entrada sobre mis visitas a las Plazas de toros en la Sierra de Aracena que les dejo enlazado. A raíz de esto, un experto cultural de la zona se puso en contacto conmigo y se ofreció a mostrarnos plazas toros históricas que ya no estaban en uso, o que simplemente estaban en ruinas. Las visitamos con él, y en 2013 escribí otra entrada titulada Plazas de Toros Históricas de la Sierra de Huelva, que también les dejo enlazada por si quieren leerla.

Pues bien, hace un tiempo los miembros de mi Tertulia Taurina de Economistas Er78, leyeron este último artículo y me propusieron hacer un día de excursión para repetir la visita. En este caso les propuse una cosa mixta, conocer algunas fuera de uso y otras activas. Y así lo hicimos el mes pasado, de forma que les escribo esta entrada para que les quede de recuerdo.

La idea era visitar las plazas de Santa Eulalia, las dos de Almonaster la Real, Cortegana, Linares de la Sierra y Castaño del Robledo. Por cuestiones de tiempo se nos quedó fuera la de Santa Eulalia, pero el día fue completo.

En las ruinas de la plaza de toros del Cerro de San Cristóbal

Empezamos por la del Cerro de San Cristóbal de Almonaster la Real, que no son más que las ruinas de un antiguo coso para fiestas de toros, y que está en la cima del Cerro. Hay que conocer bien la zona para saber dónde está. Nos comentaron desde la delegación de turismo del ayuntamiento que hay un proyecto para rehabilitarla. Desde la cima hay una vista extraordinaria de la Sierra y dicen que se ve el Atlántico, aunque ese día no lo vimos. Después bajamos a visitar por dentro la plaza en uso que está pegada a la preciosa Mezquita, que también visitamos. La plaza es muy bonita, y agradecemos a Fátima, de la delegación del Ayuntamiento de Almonaster que se acercara para abrírnosla.

Plaza de toros de Almonaster
Entrada a la Mezquita de Almonaster

Tras esto visitamos la plaza de toros de Cortegana, donde nos esperaba la eficiente Macarena de la delegación de turismo de su ayuntamiento. Yo he estado varios años viendo los festejos en esta plaza, pero es de agradecer poder visitar tanto el ruedo como otras estancias de la plaza, por lo que agradecemos a Macarena la deferencia que tuvo con nosotros.

Plaza de toros de Cortegana

Después de almorzar en Aracena, en casa de José Vicente, sitio altamente recomendable, visitamos Linares de la Sierra y su plaza, que no podemos llamar del todo de toros porque es una plaza pública del pueblo, que tiene burladeros de obra, un tendido con un alcornoque torero, con su azulejo con su verso. También muy recomendable visita.

En la plaza de Linares de la Sierra

Finalmente, fuimos a ver la plaza de toros de Castaño del Robledo, que llevan muchos años restaurando, o diciendo que restauran, pero yo no veo avances significativos. Es una plaza preciosa donde los tendidos suben por la ladera con sus árboles y todo.

Plaza de toros de Castaño del Robledo

Finalizamos el día tomando un refrigerio en Fuenteheridos, junto a su famosa Fuente de los Doce Caños.

@isanchezmejias

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La incomodidad de las plazas de toros

La mayoría de las plazas de toros son realmente incomodas. La Maestranza no se queda atrás. Cuando el abono avanza, los comentarios de los vecinos de localidad versan, recurrentemente, sobre los dolores de espalda después de muchas tardes de sufrimiento. El de atrás te mete las rodillas en los blandos y tú haces lo mismo con el de delante en un afán infructuosos de huir del de atrás. Muchas de las bajas del abono en tardes sin expectación son para descansar «los riñones» y algunos abonados se han dado de baja definitiva por no soportar el suplicio diario que supone mantener dos horas y media cada día la espalda recta.

Muchas veces me he preguntado si es posible hallar una solución a esto. Otros espectáculos han procurado cuidar al espectador: hay cines más cómodos que el salón de mi casa. Incluso los responsables de los estadios de fútbol han hecho un esfuerzo de modernización con sillones, aunque sean de plástico, calefacción, etc. Pero la mayoría de las plazas de toros no. Se podría hacer un escalafón de incomodidad, en el top la de Jerez.

Hace unas fechas, escuchando a mi profesor Pedro Romero de Solís en una conferencia, intuí una pista de por dónde podrían venir las razones de esto. Dijo que el diseño original de la Maestranza era para 15.000 personas, en una Sevilla que entonces contaba con 75.000 vecinos. Y vino a concluir que si se restaban los curas, los pobres, los niños, los enfermos, y las mujeres (solo las cigarreras iban a los toros), resultaba que se había proyectado la plaza para que fueran a ella la totalidad de los habitantes de la cuidad. En aquellos tiempos nadie pensaba en la comodidad del pueblo, que no se consideraba en términos de espectador.

Puede ser que la comodidad esté reñida con la estética, pero seguro que las necesidades de aforo pesan más. A mayor comodidad, menos espacio, menos personas y, o menos recaudación, o más caros aun los precios. No sé, no sé, quizás lo mejor es que nos quedemos como estamos y que se fastidien los riñones. Otro día hablaremos de los precios.