Este verano, con motivo de la Semana Grande de San Sebastián, me alojé unos días en un hotel dedicado al cine, el Astoria 7, edificado en el mismo lugar que el cine que llevaba el mismo nombre. En su recepción cuenta con una de las antiguas filas de butacas de la sala, y las habitaciones tienen nombre de actores (y actrices) o directores (y directoras). A nosotros nos tocó dormir bajo una gran foto de Paco Rabal que ocupaba todo el cabecero de la cama. Menos mal que me acostaba tarde y perjudicado, porque con ese hombre encima de mi cama hubiera sido difícil conciliar el sueño. A mi me hubiera gustado más que fuera de Marilyn o incluso la musa local de la Transición, María José Cantudo, con su taurina “La Trastienda”, pero creo que no tenía categoría internacional para una habitación.

Cuento esto porque estos días me he alojado en un hotel taurino, la casa de El Conde de la Corte en Zafra. Tenemos la necesidad de desconectar, que es eso que a los urbanitas nos obligan a llamar “turismo rural” y “senderismo”, y que no es más que echar unos días en el campo para respirar. El hotel esta ubicado en pleno centro de la población, en la antigua casa (casa palacio que llaman ahora) del Conde de la Corte. Aquí las habitaciones tienen nombre de ganaderías. Se ha mantenido, en lo posible, la decoración original y las galerías están llenas de fotos y detalles taurinos. La habitación que nos tocó estaba pegada a la de Palha, pero la nuestra era la de Hermanos Domínguez Camacho, encaste de Urquijo, más llevadero, y ahora Domecq. En la habitación está la divisa, el árbol del encaste y diplomas de toros destacados. Por eso me enteré, porque no me acordaba, de que a un toro de esta ganadería se le dio una vuelta al ruedo en Sevilla (San Miguel) de finales de los ochenta, lidiado por Galloso. Ya tuvo que ser buen toro.

Otra cosa curiosa es que se desayuna en el antiguo comedor, supongo que en la misma y única mesa grande, por lo que los huéspedes tenemos que compartir mesa y, si se tercia, conversación, evitando esos comedores impersonales de los modernos hoteles. Cuenta con habitaciones magníficas en las tres plantas de que consta la casa. Las dedicadas a Miura en la planta baja y Torrestrella en la primera, eran muy buenas pero estaban reservadas.
Un hotel recomendable para los taurinos y una iniciativa curiosa a la que deseo el mayor de los éxitos.